Las llaves del petróleo
Irak carece de puertos desde que los destrozos causados por su guerra con Irán hicieron prácticamente inutilizable su angosta salida al golfo Pérsico. Actualmente comercializa su casi único producto exportable, el petróleo -que en 11989, con 2,8 millones de barriles diarios, le reportó unos ingresos de 1,4 billones de pesetas-, a través de dos grandes líneas de oleoductos que cruzan países vecinos. Dichos Estados, Turquía y Arabia Saudí, tienen, por tanto, en sus manos la llave de cierre de los oleoductos que utiliza Irak.El primer oleoducto, de 1.300 kilómetros, bombea el crudo de los yacimientos de Kirkuk y se dirige al Mediterráneo a través de Turquía, en cuyo puerto de Yumurtalik tiene la terminal. Esa vía es recorrida por casi el 60% del petróleo iraquí y es la utilizada para abastecer los mercados europeos,, tradicionalmente los mejores clientes de Irak.
La segunda gran arteria no bombea tanto petróleo (menos del 40% de la producción), pero tiene una especial importancia estratégica para los intereses iraquíes. Se trata de un oleoducto de reciente construcción (fue concluido a principios de este año) que atraviesa Arabia Saudí y concluye en el puerto de Adén, en Yemen. Allí se refina una parte gracias a una planta conjunta de Yemen e Irak, lo que confiere al producto un importante valor añadido.
Sin embargo, lo fundamental es que el puerto de Adén abre al petróleo iraquí una salida hacia Asia y el Pacífico, donde se encuentran los más ávidos consumidores: Japón y la costa oeste de Estados Unidos, principalmente. Se trata de mercados a los que Irak no ha tenido acceso hasta ahora y en los que desea entrar a toda costa.
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