_
_
_
_

"Mis sueños son más violentos que mi cine"

Verhoever, que es licenciado en matemáticas y física, explica que los 55 millones de dólares (5.500 millones de pesetas) que empleó en el filme eran necesarios. "No todas las películas necesitan este presupuesto. Yo dirigí Robocop con 14 millones de dólares. El problema no es cuánto dinero empleas sino qué haces con él. Si la película es muy cara, pero tiene éxito, todo está bien", comenta.El director conoció por casualidad a Schwarzenegger en un restaurante hace tres años. Dos meses después le llevó el guión de la película y el musculoso actor aceptó sin hacerse rogar. "Arnold no causó problemas durante el rodaje. Es muy profesional, encantador y muy listo. Además, él se encargaba de llamar a la puerta del productor para pedirle más dinero y éste nunca se negó. Arnold es muy colaborador", afirma.

La productora, a pesar de los continuos desembolsos de dinero, no presionó al director. "Yo no he hecho ninguna concesión con mi estilo personal de hacer cine. Cuando acepto un guión, me enfrento solo al filme. Es más, en Desafío total me asuste de la excesiva violencia y temí que pudiera ofender al espectador". A Verhoever le apasiona trabajar con dos niveles de realidad. "En mi película está lo real y lo onírico y ambos pueden ser tanto la verdad como el sueño", indica. Reconoce que le atrae especialmente la morbosidad. "Me gusta inquietar. Mis fantasías y mis sueños son muy violentos, más que mis películas", dice.

A los cinco años vivió la ocupación alemana en Holanda, cuando la II Guerra Mundial, y las imágenes no se han borrado todavía de sus recuerdos. "Crecí escuchando los bombardeos yjugando con cadáveres tunibados en las calles. Yo caminaba entre casas ardiendo y no era raro ver los aviones estallar en el aire y caer a tierra. Los alemanes a veces se equivocaban y sus cohetes no daban en los blancos, sino que reventaban muy cerca de mi casa", recuerda. Y confiesa: "Estas imágenes siguen en mi cabeza, muy metidas en mi cerebro. Al jugar con la imaginación para hacer películas, han salido afuera. Pero en mi mente quedan las imágenes más violentas, y ésas nunca las podré sacar".

El director de Robocop reconoce que la ambigüedad moral está más presente en sus películas europeas que en las norteamericanas. "No es que haya hecho concesiones, es que las películas son diferentes". Decidió emigrar a Estados Unidos porque en Holanda se sentía miserable. "Cuando el Gobierno dio un giro a la izquierda dejaron de subvencionar mi cine porque decían que era perverso, decadente y poco agradable. Es verdad, pero no por eso tenían que marginarme. El Gobierno quería películas relevantes y políticas. Y yo peleaba por mi espontaneidad. Quería ser un espejo del comportamiento de la gente y ellos querían que yo mostrara cómo debería comportarse la gente".

Dice que en Estados Unidos, a pesar de todo, ha podido desarrollar un estilo personal, que no es poco. "Ha sido un periodo de aprendizaje: estudiar inglés, aprender a conocer la cultura norteamericana, cómo viven en ese país, cómo sienten, cómo reaccionan. La ciencia-ficción me ha permitido adaptarme a ese país sin cometer muchos errores y sin tanta prepotencia". Y añade: "Es como un sueño de niño: hacer realidad mis fantasías de siempre. En Europa nunca obtuve presupuestos para este tipo de películas. A mí me gusta la ciencia-ficción, a pesar de los que dicen que es un género escapista".

La próxima película que se trae entre manos es un thriller sexual que se llama Instintos básicos, que protagonizará el actor Michael Douglas. "Mi cine no es erótico, es sexual. En Delicias turcas, el sexo es divertido, es follar y jugar. Yo podría ser más erótico, pero no es lo que me interesa por ahora. Me gusta la sexualidad y no puedo desprenderme de ella. En mi cine no hay voyeurismo: todo se hace a cielo abierto".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_