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El primer ministro rumano inicia sus vacaciones con una visita a González

El primer ministro rumano, Petre Roman, inició ayer unas breves vacaciones en España con una visita al presidente del Gobierno, Felipe González, con el que mantiene una relación de gran cordialidad desde que se conocieron en Madrid hace tres meses.

Acompañado de su mujer y de sus dos hijos, el jefe del Ejecutivo de Bucarest llegó ayer a mediodía al aeropuerto de Madrid-Barajas en vuelo regular de Tarom (la línea aérea rumana), y se dirigió inmediatamente al palacio de La Moncloa, donde su homólogo español le invitó a almorzar.

Tras la comida, el mandatario rumano se trasladó a la localidad de Marbella (Málaga), aunque ninguna fuente oficial quiso confirmar que ése fuese su destino veraniego.

En su conversación a solas, ambos jefes de Gobierno charlaron de la situación en Rumania tras la holgada victoria electoral en mayo de la formación política a la que pertenece Roman. Ambos dignatarios conversaron también sobre las relaciones hispano-rumanas. González volvió a ofrecer ayer a Roman la cooperación española necesaria para consolidar el régimen democrático en aquel país, según informó el Ministerio del Portavoz del Gobierno.

Ambos gobernantes conversaron también sobre las relaciones del Gobierno de Bucarest con la Comunidad Europea (CE), que suspendió en junio las negociaciones sobre un acuerdo de cooperación para expresar su disgusto por la violenta represión de las manifestaciones de estudiantes por unos mineros que actuaron como fuerzas parapoliciales.

Entendimiento personal

Hijo de una española nacida en Cantabria, Hortensia Vallejo, que se casó con un comunista rumano de las Brigadas Internacionales, Roman habla correctamente el castellano, y antes de acceder a la jefatura del Gobierno hizo algunos viajes privados a España para ver a su familia materna en Santander. Desde que en diciembre pasado fue nombrado primer ministro sólo pisó suelo español en abril para reunirse con González, justo un mes antes de las primeras elecciones, generales en Rumania.Su anfitrión español negó en aquella visita que su invitación supusiese un velado respaldo al frente de Salvación Nacional, que arrasó en las urnas, pero la nota dominante de aquella visita que el buen entendimiento personal entre los dos jefes de Gobierno.

En una conferencia salpicada le bromas un tanto inusuales en el palacio de la Moncloa, Felipe González llegó a decir que tenía a impresión de conocer a su huésped desde hace tiempo, lo cual, reconoció, "no deja de ser bastante extraño".

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