Los comunistas serbios organizan para 1991 las primeras elecciones libres
El multipartidismo ha quedado legalizado en Serbia. Las primeras elecciones libres en la mayor república yugoslava se celebrarán en 1991, una vez que el Parlamento apruebe la nueva Constitución de Serbia, cuya elaboración está a cargo de la Liga de los Comunistas de Serbia, rebautizada la semana pasada como Partido Socialista Serbio (PSS). Bajo tal nombre los comunistas esperan ganar las elecciones.
Tras defender a capa y espada el comunismo y denunciar la "traición" de los comunistas eslovenos y croatas -quienes escogieron las sendas reformistas hace más de ocho meses- y a la vez fomentar el nacionalismo, los comunistas serbios decidieron, apresuradamente, celebrar el congreso de su transformación para afrontar las elecciones y la creciente oposición anticomun . ista. Sloboda Milosevic, ex líder de los comunistas serbios y actual presidente de esta República, fue elegido presidente del partido, en cuya nueva dirección figuran los cuadros más duros de la Liga de los Comunistas."Queremos construir una sociedad rica, donde todos los individuos estarán en igualdad de condiciones para su prosperidad material y gozarán de las libertades políticas...", dijo en su discurso Mílosevic. Añadió que los ideales del nuevo partido se basan en la igualdad económica y social, cultural, nacional y racial.
El discurso del líder serbio fue más moderado que los del resto de los 117 delegados en el Congreso, que en general utilizaron argumentos nacionalista-paranoicos para justificar la transición del comunismo al socialismo. El delegado Veljko Albunovic habló de los méritos históricos de los serbios, quienes "frenaron la invasión islámica, lucharon en contra del fascismo e impidieron la penetración del catolicismo en tierras eslavas".
Persecución
Por otra parte, a menos de una semana de la consagración oficial de las libertades políticas y de expresión, el ministro del Interior serbio, Radmilo Bogdanovic, anunció la persecución penal de los 114 firmantes de la declaración de independencia de Kosovo, proclamada el 2 de julio. El 5 de julio, las autoridades serbias suspendieron el Parlamento de esta provincia autónoma enclavada en Serbia y se apoderaron de la gestión de las grandes empresas y de los medios de comunicación en albanés. Los obreros que desobedecen a los nuevos directores son despedidos. En la radio y la televisión de Pristina (capital de Kosovo) 194 periodistas fueron suspendidos.
El líder del Sindicato Independiente de Kosovo, Hujrulah Gorani, pidió que la población se solidarizara con los parados. Al mismo tiempo, resulta cada vez más difícil encontrar a "albaneses honestos" para ejecutar la política serbia. En ausencia de "albaneses honestos", son serbios quienes se encargan de las carteras ministeriales -secretarías- en la provincia, aunque algunos ni siquiera conocen el ramo que les toca dirigir. Hasta los policías albaneses rehusaron cooperar: más de 1.300 dimitieron de sus puestos.
Frente a la nueva agudización político-étnica en Kosovo, el Gobierno federal mantiene un prudente silencio: denunciar la represión serbia sería interpretado como un incentivo político para la creación de la República de Kosovo, ambición de la oposición política albanesa. En este momento, la creación de una nueva República desequilibraría más aún el balance político de Yugoslavia y cambiaría los fundamentos de su Constitución -en 1918 y 1945- de la cual los albaneses no formaban parte como minoría étnica.
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