Comisarías excepcionales
En mi condición de colaboradora de una asociación de ayuda a inmigrantes africanos, deseo destacar la objetividad y atinado criterio demostrados por las comisarías de Centro y Latina en unas recientes declaraciones sobre los refugiados africanos aparecidas en EL PAÍS el viernes 29 de junio de 1990.Lejos de simplistas generalizaciones, de acusaciones indiscriminadas y de subliminales filosofías racistas, estas comisarías nos han dado un oportuno ejemplo de cómo debemos plantearnos la situación de estas personas, que, en medio de grandes dificultades económicas, culturales y sociales, no aspiran más que a una existencia digna, con todo lo que ello comporta, a la vez que su caso denuncia, aunque sólo sea a las gentes con conciencia, la dramática situación de esos que llamamos con cierta abstracción Tercer Mundo.
Parece mentira que en España, donde tanta y tan reciente experiencia tenemos de emigraciones de diversa índole, opiniones como las expresadas por las citadas comisarías sean, y duele decirlo, una excepción.
La magnitud del problema, pienso, y su naturaleza requieren el esfuerzo solidario de todos. La actividad propugnada por personas como don Ángel Matanzo, por citar un ejemplo, no es más que, dicho en pocas palabras, taparse egoístamente los ojos para no ver las miserias del prójimo.-
