"No entro en batallas perdidas"
Txema Montero confirmó ayer en la ceremonia de su despedida provisional de la política pública que no está sólo en la defensa de la necesidad de participar en las instituciones parlamentarias. De hecho, la jornada de ayer debió dejar un regusto contradictorio en el paladar del europarlamentario. Por una parte, fue protagonista y pionero de una experiencia insólita, la presentación consensuada y transparente de sus diferencias con la coalición. Pero por otra, los sectores-que le apoyan aún le daban esperanzas hace tres semanas sobre su inclusión en las candidaturas para las autonómicas.Las asambleas provinciales han optado, en cambio, por cerrar las listas sin incluirle en ninguna como recordó ayer el propio eurodiputado. Con el anuncio previo a la Mesa Nacional de su deseo de retornar a la actividad privada Montero había previsto ya esta situación y había preparado una salida digna.
Los partidarios de la intervención ocasional en las instituciones han explotado en HB el sentimiento de desconcierto generado por Montero al adoptar compromisos públicos ante su electorado y el conjunto de la sociedad, como cuando sostiene que sólo se presenta a las elecciones si tiene posibilidades de ganar el escaño y la oportunidad de ocuparlo luego para ejercer su trabajo de representación. Esta opinión, expuesta ya hace tres años con ocasión de las primeras elecciones europeas y mantenida expresamente en los últimos meses, ha sido presentada por los conservadores a ultranza de FIB como un intento de alcanzar un liderazgo personal y, peor aún, de condicionar el debate en la coalición.
Montero, consciente de esta situación, defendió además con insistencia la necesidad de la transparencia de las fuerzas políticas ante quienes le votan y quienes no lo hacen. Con una advertencia final y muy personal, según explicó: "Yo no me meto en batallas que considero perdidas de antemano".
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