Las simpáticas colaboraciones de Kissinger

Mucho se puede discutir alrededor de las apreciaciones que sobre equipos y fútbol de las diferentes naciones hace Henry Kissinger en EL PAÍS del 18 de junio. Ésa es precisamente la virtud que, por su riqueza en observaciones claras, combinaciones inteligentes y reflexiones inesperadas, tiene ese ensayito futbológico que por momentos hasta le haría a uno reír por la ingenuidad con que su coautor, por obvia deformación profesional, insiste demasiado en desentrañar estrategias y estilos siguiendo consideraciones de tipo histórico-cultural. Material de sobra habría allí para sabrosas ruedas futboleras."H. Kissinger, ex secretario de Estado norte americano... " reza la identificación del autor al pie del artículo (sin que haga falta precisar de cuál de los tres países norteamericanos fue secretario). Pero implicado en ese dato está también algo que haría más falta explicitar para auxilio de la memoria y la Justicia: se trata del mismo estratega que (entre 1969 y 1977) como consejero de Nixon para lo que se llama eufemísticamente "asuntos de seguridad nacional" y como posterior secretario de Estado, apoyado en análisis históricos-culturales-políticos, actuó como director técnico de un equipo que jugó una de las partidas más sucias contra la América hispana. Arquitecto de dictaduras militares, Henry Kissinger justificaba crímenes como el golpe de Chile en 1973 con la necesidad de corregir el resultado de la "irresponsabilidad del pueblo chileno". Entonces la pretenciosa perspicacia del analista que se sobreestimaba no hacía reír.

Me produjo malestar el que EL PAÍS diera oportunidad de presentar un aspecto tan simpático de su personalidad a una figura que tiene semejantes cuentas pendientes con la historia._. Colonia, República Federal de Alemania.