Violencia y fútbol
El motivo de la presente no es otro que el de replicar el artículo aparecido en su sección de Deportes en el que el señor Rafael Sánchez Ferlosio elabora una tesis contraria al fútbol.Yo, reconociendo que no alcanzo (ni con mucho) su vasta cultura y sus extensos conocimientos, me atrevo a discrepar de la misma.
El firmante del artículo parece centrarse en la parte violenta (por lo que enfrentamiento a dos partes se refiere) como esencia del fútbol.
Desconozco si la omisión de una obviedad, cual es la que el fútbol es algo más que ese aparente enfrentamiento, ha sido voluntaria o involuntaria, pero lo cierto es que quienes nos hemos preocupado de intentar entender un poco a fondo este deporte atravesamos varias fases inevitables antes de llegar a la última (que es el deleite de poder contemplar un espectáculo en el campo, disfrutando cada una de las partes del mismo y, aunque parezca increíble, llegando a obviar el color de las camisetas y la simbología que para muchos aficionados puedan llegar a representar), que es como alcanzar la esencia misma del fútbol y en la cual no tiene cabida su argumento, puesto que el fútbol no tiene, ni tuvo nunca, como objetivo la generación de violencia.
La violencia no la genera el fútbol, ni los futbolistas, ni los medios de comunicación ... ; la violencia que existe en el fútbol y en otros deportes de gran aceptación popular sólo tienen, unos causantes, que son los grupos radicales políticamente (en su mayoría fascistas), que no entienden ni nunca llegarán a entender lo que es el fútbol.
Yo creo que el error del señor Sánchez Ferlosio reside en que confunde los términos; él dice que el fútbol es un deporte fascista en su concepción, y yo creo que son los fascistas los que utilizan el fútbol (por su gran popularidad y difusión) para mostrar su carácter violento y buscar publicidad.
Para concluir, le recomendaría al señor Sánchez Ferlosio que admirara, especialmente en estas fechas, lo que son capaces de hacer con un balón 22 futbolistas profesionales en un terreno de juego, porque creo que no es mal principio el que yo me aplico: "Siente admiración por todo aquel que es capaz de hacer lo que tú no puedes hacer; eso sí, sin llegar a idolatrarle". Por ello le digo que le admiro a usted, admiro a los futbolistas..., pero no admiro a los ultras, porque lo que ellos hacen también yo soy capaz de hacerlo.- Benjamín Luengo Torreblanca.
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