Mucho ruido...
Desde la Unión Sindical Obrera (USO) consideramos desproporcionadas tanto la controversia como las expectativas creadas en torno al acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos UGT y CC OO sobre el llamado control de la contratación laboral. Esa desproporción se debe, por una parte, a la necesidad vital de UGT y CC OO de obtener y capitalizar algún resultado tangible tras la primera fase de la concertación social, y a la actitud crispada de la CEOE por su exclusión de la misma, por otra.Para la USO el proyecto de ley sobre derechos de información de los representantes de los traba adores en materia de contratación, exageradamente simplificado ante la opinión pública como control sindical de la contratación, constituye un intento voluntarioso -y por lo mismo, positivo- de atajar la desregulación y el fraude laboral.
Pero mucho nos tememos que, en la práctica, el ruido supere ampliamente a las nueces pues el citado proyecto de ley pretende incidir sobre los efectos de dicha desregulación y fraude sin que previa o paralelamente se haya producido una revisión real de sus causas.
Caldo de cultivo
Y las causas no son otras que la existencia legal de múltiples formas de contratación laboral -todas ellas con el común denominador de la precariedad y la eventualidad- que constituyen el auténtico caldo de cultivo de la desregulación y el fraude, muy especialmente en las pequeñas y medianas empresas donde la representación legal de los trabajadores es más escasa o mediatizada por el empresario.
Teniendo en cuenta lo anterior, el proyecto de ley que nos ocupa puede provocar en su aplicación práctica efectos paradójicos de aumentar las situaciones de fraude y picaresca precisamente para burlar los supuestos de control contractual que el proyecto de ley prevé. Esos efectos paradójicos -auténtica piedra de toque para evaluar en su día si la ley sirve o no- serían debidos a la falta de escrúpulos de muchos empresarios, pero también a los factores de necesidad motivados por una alta tasa de paro endémico y una baja cualificación que llevan a muchos trabajadores a ser víctimas-cómplices en ese submundo de la desregulación laboral. En todo caso, la USO utilizará positivamente en su acción sindical dicha ley, complementarla de otras como el Estatuto de los Trabajadores o la de infracciones y sancionar en el orden social, pero con la vista puesta en la eliminación progresiva de los factores de fondo que motivan la precariedad laboral más que en la fiscalización de la misma.
Por otra parte, el acuerdo entre el Gobierno y UGT y CC OO en materia de contratación ha generado un proyecto de real decreto sobre comisiones de seguimiento de la contratación laboral y un proyecto de orden ministerial sobre consulta a los sindicatos más representativos sobre los programas de la Inspección de Trabajo.
Al margen de una valoración técnica de dichos proyectos -los mismos son lo suficientemente vaporosos para permitir aplicaciones e interpretaciones varias- lo cierto es que se trasluce de ellos una intencionalidad inconfesada de otorgar a UGT y CC OO un control exclusivo del llamado mercado de trabajo con fines a su vez inconfesados pero temibles,
La USO está radicalmente en contra de cualquier intento -con coartada legal o sin ella- de mediatizar el derecho al trabajo con el derecho de libertad sindical o viceversa. Combatiremos esas perversiones en el futuro con la misma energía que lo hicimos en el pasado contra temas como el canon por negociación.
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