La RFA busca la revancha ante Argentina
La República Federal de Alemania (RFA) y Argentina repetirán el próximo domingo la final del Mundial de México 86. La diferencia, sin embargo, es enorme. En México, la RFA impresionó por su poderío, y Argentina lo hizo por la tremenda genialidad de Maradona. En Italia, ambas selecciones han llegado a la final después de pasar por la agonía de sendas tandas de penaltis similares, con fallos del adversario en los dos últimos lanzamientos.La RFA cuajó su peor partido en este Mundial que empezó a toda velocidad y que está acabando al paso. Se encontrará con una Argentina que lleva el camino inverso: comenzó fatal y ha mejorado día a día. Pero si Maradona no es el de 1986, la RFA tampoco ha impresionado como entonces. Anoche tuvo un pie en la final B, para el tercer y cuarto puesto, que finalmente disputarán el sábado Inglaterra e Italia. La del domingo será la tercera final consecutiva de la RFA, que no gana desde 1974.
Este Mundial Pega a su fin con más tristeza que alegría. Pese a que ayer se quebró la racha y la suerte sonrió al favorito, el partido sólo tuvo la intensidad de una semifinal mundialista en la última media hora. El esfuerzo realizado permitió que se abriesen los espacios, y por fin se asistió a un juego claramente ofensivo en el que los dos equipos trataron de evitar la lotería de la tanda de penaltis, una fórmula tan injusta como el lanzamiento de una moneda al aire. Dos remates claros de Klinsmann (minutos 94 y 96), y sendos disparos al poste de Woddle y Buchwald (m.105 y 117) alegraron una noche poco atractiva, que tuvo su máxima emoción en los penaltis. Franz Beckenbauer, el seleccionador alemán, ante Inglaterra., optó por la sorpresa y colocó a los bajitos Haessler y Thon, que sólo habían jugado dos minutos en este Mundial, en su centro del campo. Beckenbauer mostró así muy pronto sus cartas. la RFA apostó así por la técnica, por el control del balón durante el máximo tiempo posible. Con Haessler y Thon, además, pretendió romper la cintura de hombres como Wright y, especialmente, Butcher, un armario trasladado desde el vestuario hasta el centro de la defensa inglesa. Pero esa apuesta fue también un signo de debilidad.
Los alemanes, además, comenzaron muy nerviosos el partido, especialmente en su zona defensiva. Gascoigne, el más imaginativo en una selección inglesa donde la fuerza es más premiada que la técnica, tuvo una libertad de movimientos incomprensible. Gascoigne es un tipo que tiene el aspecto de haber sido regenerado después de pasar por las bandas de hooligans, y de él partieron las mejores jugadas. Inglaterra llegó en varias ocasiones al área alemana, donde la falta de técnica en el último pase se hizo patente, pero su mejor lanzamiento fue ¡legal. El árbitro ya había pitado una falta cuando Waddle, casi desde el centro del campo, lanzó un tiro muy colocado que IlIgner desvió al larguero con la punta de los dedos.
La RFA, poco a poco, arrinconó a los ingleses. Ralentizó el ritmo, mimó el balón, aburrió la presión inglesa con pases continuos en la zona intermedia. Su único fallo estuvo en la falta de acierto en la aceleración de sus ataques. El más peligroso era VolIer, pero se lesionó y fue sustituido por Riedle (m. 38), cuya velocidad de movimientos es muy similar a la de las cinturas de hierro inglesas, léase Wright y Butcher. La única alternativa que le quedó a la RFA incapaz Klinsmann de superar la barrera inglesa, fueron los lanzamientos lejanos.
En la segunda parte, los alemanes aceleraron algo más el ritmo, quizás convencidos de su inferioridad física y de la necesidad de evitar la prórroga. La suerte, elemento clave en este Mundial, les acompañó, porque Parker desvió el lanzamiento de Brehme en una falta con tan mala fortuna que el balón, que iba raso, se convirtió en un globo que superó a un Shilton muy adelantado que trató sin éxito de rectificar su posición.
Inglaterra, como ya le sucedió ante Camerún, trató de superar la desventaja, al compensar sus carencias técnicas con su mejor cualidad, la tremenda determinación de sus hombres. Alemania, casi por inercia, se fue hacia atrás. Y Lineker, que ha entrado en racha de goles cuando el Mundial ya se está acabando, lanzó a Inglaterra hacia la prórroga con una de sus picardías habituales.
La selección inglesa, sin embargo, no se mostró tan potente como en las prórrogas de octavos y cuartos de final, en las que eliminó a Bélgica y Camerún. La RFA tuvo las ocasiones más claras, pero siguió sin deslumbrar, apagado un Matthaüs que parece pagar el esfuerzo realizado en los primeros partidos. Todo se decidió en la lotería de los penaltis y la RFA tuvo el número de la suerte.
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