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Los etarras utilizaron para el suicidio el arma del sargento de la Guardia Civil muerto en el tiroteo

El Ministerio del Interior asegura que los etarras muertos en la Foz de Lumbier (Navarra) se suicidaron con la pistola arrebatada al sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás, muerto en el enfrentamiento con los activistas de ETA. En el lugar del tiroteo se han encontrado dos casquillos de bala disparados con una pistola Browning como la descubierta junto al cadáver de Juan María Lizarralde. En cambio, los casquillos hallados junto al cuerpo sin vida de Susana Arregui son de marca Santa Bárbara y corresponden a la pistola de reglamento Star arrebatada a Hervás después de asesinarle.

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La Guardia Civil encontró entre las pertenencias de los activistas de ETA abandonadas en la Foz de Lumbier (Navarra) notas manuscritas tomadas la semana pasada sobre los movimientos por la zona de patrullas del instituto armado, por lo que consideran probable que estuvieran preparando un atentado. Un nuevo testigo parcial de los sucesos ha corroborado algunos extremos de la versión oficial, según la cual tras el asesinato del sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás la garganta natural quedó sin agentes de seguridad.El rastreo de la garganta natural permitió encontrar entre las pertenencias de los terroristas varias notas donde están registrados lugares de paso y horas de las patrullas. Las notas corresponden a la semana pasada. La Guardia Civil ha comprobado la coincidencia de las anotaciones con movimientos de sus vehículos por la zona. Los miembros del grupo disponían también de unos prismáticos para la observación.

La presencia frecuente de la Guardia Civil en la Foz es debida a la proliferación de robos en automóviles de turistas extranjeros. Al llegar el buen tiempo, se reforzaron los servicios para tratar de evitar la actuación de los ladrones. El descubrimiento de una bolsa junto al río el lunes por la mañana, según fuentes del instituto armado, fue el motivo de que el sargento Hervás descendiera sin adoptar mayores precauciones.

Tanto el sargento corno el cabo que le acompañaba creyeron encontrarse ante objetos abandonados tras un robo. Ya en la ribera, Hervás encontró a un hombre en traje de baño y entabló conversación con él. Más tarde, coincidiendo con la llegada de la segunda patrulla, Hervás descubrió la presencia de otras dos personas. Cuando el cabo le advirtió desde el camino de la llegada del jefe de línea, uno de los terroristas disparó contra el sargento sin darle tiempo a reaccionar y le arrebató el arma.

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Dos armas distintas

En el lugar del tiroteo se han encontrado dos casquillos de bala disparados con una pistola Brownig como la descubierta junto al cadáver de Juan María Lizarralde. En cambio, los casquillos hallados junto al cuerpo sin vida de Susana Arregui son de la marca Santa Bárbara y corresponden a la pistola de reglamento Star arrebatada a Hervás después de asesinarle. Susana Arregui estaba sentada, con las piernas cruzadas y el tronco ligeramente hacia atrás, soportado por la maleza. Según la Guardia Civil, presentaba un aspecto tranquilo y su actitud no era de crispación.

El practicante de Lumbier, José Javier Valencia, ratificó ayer que tras el tiroteo del lunes las fuerzas de seguridad abandonaron completamente la Foz durante un tiempo indeterminado. Valencia relató a Radio Nacional de España en Pamplona que recibió en su domicilio una llamada del médico de Lumbier pidiéndole que acudiera a la Foz porque había personas heridas.

Se trasladó a bordo de su coche hasta el lugar, al que llegó entre las 12.15 y las 12.30. En el interior del cañón rocoso no vio a nadie excepto dos autobuses de escolares alaveses, vacíos y aparcados cerca de donde se había producido el tiroteo. Entonces salió de la Foz por el otro extremo atravesando el túnel en dirección a la localidad de Liédena.

'Llegué casi hasta Liédena", subrayó el practicante, "porque no había nadie en el camino y no me encontré con nadie en la Foz. Entonces, cerca de Liédena me encontré con un guardia civil que volvía en su vehículo. Le paré y me dijo dónde había uno tirado. Yo interpreté que podía tratarse de algún maleante, pero lo que menos pensaba era lo que había ocurrido en realidad".

Un médico

Cuando regresaba a la Foz le dio alcance otro vehículo de la Guardia Civil en el que viajaba un médico de Sangüesa y una enfermera. "Al llegar al lugar del tiroteo nosotros bajamos hacia el río", dijo Valencia, "pero los guardias por supuesto no; no sé si porque no se atrevían o por qué". El practicante, el médico y la enfermera permanecieron junto al cadáver del sargento Hervás hasta las 15.30 horas aproximadamente, cuando llegó la juez de Aoiz para el levantamiento del cadáver. Mientras esperaba la llegada de la juez y cuando la Foz estaba ya rodeada por la Guardia Civil, el practicante pudo observar a dos personas a lo lejos que tomaban el sol en el río en colchonetas.

Germán Rubenach, único superviviente del comando, permanece ingresado en grave estado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Navarra. Desde que fue detenido la Guardia Civil ha impedido a sus familiares el paso a la UCI de este centro sanitario, lo que provocó la presentación de una denuncia ante el Juzgado de guardia de la Audiencia de Pamplona por parte de sus padres.

La juez de Aoiz estuvo ayer en el hospital donde está ingresado Rubenach, pero al igual que los familiares del etarra tampoco pudo hablar con el herido, informa Efe.

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