La suegra no se embarca
"Las mamás políticas y la recua de niños pequeños se suelen quedar en casa cuando la pareja decide embarcarse en avión o barco rumbo a un país extranjero y, a cambio, se convierten en los protagonistas absolutos del turismo tradicional de media y larga estancia en las playas españolas". Ramón Buendía, presidente de la Unión Madrileña de Agencias de Viaje, define así la tendencia de los turistas de la región a diferenciar estrictamente las vacaciones familiares, ligadas a las localidades costeras de Gandía, Cullera, Benidorm, Denia o Torremolinos -conocidas por los lugareños como las playas de Madrid- de las escapadas, un punto más aventureras, a países de Europa, África o Asia."Las excursiones o cruceros al extranjero, con sus inevitables esperas en aeropuertos, dificultades de idioma y otros factores desconocidos, son, para la mentalidad del turista medio, incompatibles con unas vacaciones familiares, con sus también necesarias dependencias de horarios de comidas y descanso para niños y ancianos; por ello, los viajes europeos o transcontinentales son, por autonomasia, los más solicitados por parejas y grupos de amigos", dice Buendía.
Cuestión de estrellas
Precisamente por este factor sorpresa, y con la intención de curarse en salud y evitar imprevistos desagradables, las personas que escogen estos viajes internacionales de media y larga distancia suelen elegir hoteles de primera categoría, o incluso de lujo, antes que arriesgarse a encontrar habitaciones insalubres o un solo cuarto de baño para 50 personas en pleno mes de agosto. "Un año es un año", argumentan los estudiantes, que, por el volumen de su equipaje, acudirán en vaqueros a las fastuosas fiestas del hotel más lujoso de Marrakech.
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