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Mandela advierte contra la violencia de la extrema derecha surafricana

El líder de la lucha por la igualdad racial en Suráfrica, Nelson Mandela, declaró ayer ante el Congreso norteamericano que la extrema derecha puede causar "una tragedia" en su país y advirtió que la paz no se alcanzará en el África austral "hasta que no se ponga fin al sistema de apartheid". Mandela, la tercera persona sin cargo gubernamental que se dirige al Congreso estadounidense en su historia bicentenaria, tras el marqués de Lafayette en 1824 y el dirigente de Solidaridad Lech Walesa el pasado noviembre, manifestó que "los que se preocupan de la violencia en Suráfrica deben dirigir su atención a esas fuerzas [de extrema derecha]".

"La tragedia puede todavía mancillar el futuro por el que estamos trabajando si esos esclavos del pasado se alzan en armas para oponer resistencia al proceso que debe conducir a la transformación democrática de nuestro país", añadió Mandela en medio de una ovación de los asistentes puestos en pie, una de las 20 regístradas a lo largo del discurso de 36 minutos del líder surafricano.Sin renunciar a ninguno de los postulados defendidos por el Congreso Nacional Africano (ANC), del que es vicepresidente, Mandela hizo un discurso equilibrado en el que comparó la lucha por la igualdad racial y política en Suráfrica con la emprendida por George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Martin Luther King.

En otro momento de su intervención, el dirigente negro intentó tranquilizar a los inversores extranjeros sobre el modelo económico que seguiría Suráfrica en el futuro y afirmó que el ANC "no mantiene posiciones ideológicas que le fuercen a adoptar una política de nacionalizaciones". "Estamos comprometidos a crear una situación en la que los hombres de negocios, surafricanos y extranjeros, tengan confianza en la seguridad de sus inversiones", dijo.

La cortés pero firme negativa de Mandela a acceder a la petición del presidente George Bush, en su entrevista del lunes, de que el ANC renuncie inmediatamente a la violencia y la lucha armada ha sido atacada por algunos congresistas del ala derecha del partido republicano, dos de cuyos miembros se negaron a asistir a la sesión conjunta del Congreso en la que intervino el líder surafricano.

Mandela, que se declaró firme partidario de la paz, se negó a que el ANC anuncie la terminación de las hostilidades hasta que el gobierno de Pretoria no elimine las últimas leyes segregacionistas todavía en vigor.

La postura de la Administración norteamericana, también disgustada por el elogio público hecho por Mandela a figuras tan conflictivas en EE UU como Yasir Arafat, Fidel Castro y Muammar el Gadaffi por su apoyo a la lucha anti apartheid, fue resumida por el secretario de Estado adjunto para asuntos africanos Herman Cohen con la frase: "No estamos totalmente contentos [por la postura de Mandela], sino sólo parcialmente".

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