Muerte súbita
Se puede tropezar en una piedra, se puede volver a tropezar en ella... La selección española ha sido capaz de tropezar hasta tres veces en la misma. Tres de los cuatro goles que ha recibido se han producido, en efecto, de lanzamientos directos de faltas al borde del área. La habilidad de los tiradores y la suerte son factores decisivos en esta clase de jugadas. Pero, cuando una circunstancia así se repite, hay que sospechar de algún fallo propio.Las barreras formadas por Ios jugadores de Suárez quizá no hayan estado bien dispuestas. Es posible que no se ensayasen lo necesario, que sus ele méritos no se integraran en el orden idóneo, que Zubizarreta no se entendiese con sus compañeros, que se diera alguna distracción o que alguien, sencillamente, volviese la cara o se apartara de manera instintiva por miedo al balonazo. Lo cierto es que el surcoreano Hwangbo Kwan y el belga Vervoort las superaron y que el yugoslavo Stojkovic coló ayer la pelota definitiva, la de la muerte súbita, entre los rostro semivueltos de Michel y Villarroya.
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