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ITALIA 90

El peor resultado en el mejor encuentro

Dos acciones individuales rompieron la reorganización táctica española

Ramon Besa

La selección española dominó ayer la mayoría de las facetas tácticas que se le exigen a un equipo para ganar, excepto precisamente aquella que decide los encuentros como es la de materializar las ocasiones de gol que se generan. Dio la sensación de que el equipo de Suárez se acercó al nivel de juego que se le ha supuesto a un colectivo al que, por encima de todo, le gusta jugar a fútbol.Y es que ese es un grupo de individualidades metido en un equipo que no tiene cuerpo y que, en consecuencia, vive a expensas de la capacidad de cada uno de sus componentes para decidir el resultado. En el momento en que no se produce esa eclosión individual, cuando no llegan los tres goles de una tacada de Michel, o la picardía de Butragueño o el disparo sesgado de Martín Vázquez o el penalti a Julio Salinas, toda la disposición táctica queda en entredicho.

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España adolece de personalidad. No hay un estilo de juego definido. Julio Salinas jamás había soñado con quitarle el sitio a Manolo ni Jiménez pensaba que acabaría cediéndole su plaza a Górriz. Suárez decidió romper con todo su pasado en plena competición y se entregó en cuerpo y alma a una reorganización táctica rescatada del Madrid sin darse cuenta, por ejemplo, de que había descartado a Gordillo y que no contaba con jugadores zurdos -tipo Beguiristáin- capaces de desbordar al contrario, ni con un ariete con la rabia de Hugo Sánchez. Suárez intentó simplemente paliar la falta de mentalidad defensiva de la línea de medios reforzando la defensa.

La buena disposición anímica de los jugadores españoles les permitió ayer maniatar al rival. España, muy concentrada, no dejó pensar a Yugoslavia, una selección anárquica pero plagada de jugadores con talento. El grupo de Suárez estuvo mejor colocado sobre el campo, supo presionar al rival a la salida de su propia área (ver gráfico) y resultó más agresivo y especialmente diligente en las aperturas por las bandas. Los remates de Roberto, inédito en ataque hasta el momento, fueron una muestra. España marcó siempre el ritmo.

Los errores

Y, en contrapartida, reiteró problemas tácticos presumibles. Villarroya, por ejemplo, comenzó persiguiendo a Stojkovic, dejando un vacío alarmante en su banda izquierda, por el que se originaron la mayoría de ataques yugoslavos (ver gráfico). Suárez, que no dió la sensación de dominar el encuentro y se comportó como un aficionado más, sacó a Jiménez, aprovechando la lesión de Andrinúa, colocando a Villarroya en una demarcación inaudita de volante derecho, primero, y zurdo después, para agilizar las maniobras de Michel y Martín Vázquez.

Hubo otro error básico que pone también en duda el trabajo desarrollado en los entrenamientos. España murió a balón parado. Ayer encajó el tercer gol de falta en cuatro partidos y, por otra parte, no supo aprovechar ninguno de los 16 saques de esquina que lanzó. Nadie entendió tampoco el por qué se sustituyó a Butragueño con el encuentro en el aire si precisamente el temor que ir.spira esa selección es producto de la aureola que rodea a la Quinta del Buitre.

Lo curioso de este equipo es que perdió precisamente el día en que mereció ganar. Yugoslavia, una selección parecida a la española, ganó porque, a diferencia de su rival, sus individualidades no perdonaron. Zubizarreta y la fortuna salvaron al equipo español de la derrota frente a Uruguay y Michel ganó el partido contra Corea. Ayer, la maestría de dos yugoslavos (Vujovic, Stojkovic) acabó con ellos.

Nadie duda de que Suárez no tenía otra alternativa que confiar la selección a la Quinta del Buitre, pero habrá siempre quien le recriminará la elección de alguno de sus acompañantes. El problema fue que el seleccionador no supo dotar a esta generación de un estilo internacional.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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