Una testigo 'arrepentida' marca el final del juicio contra Tío Alberto
Amparo Pavón, la joven que, con Celia Luelmo, implica a Alberto Muñiz en un presunto delito de abusos deshonestos después de 1988, interrumpió ayer la última sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial contra el director de la Ciudad Escuela de los Muchachos de Leganés (Cemu) por 10 presuntos delitos de corrupción de menores. Pavón declaró que Tío Alberto es inocente de todo. Ayer el juicio quedó visto para sentencia después de la lectura de los informes de las partes. El inspector de policía Julio Martínez ha desmentido las declaraciones de Celia Luelmo, la testigo sorpresa, que le acusó de haber retirado objetos del despacho de Muñiz antes del registro judicial.
El juicio que se sigue en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial contra Alberto Muñiz, director de la Ciudad Escuela de los Muchachos de Leganés (Cemu) por 10 presuntos casos de corrupción de menores, quedó ayer visto para sentencia. El final de la vista estuvo marcado por la aparición de Aurora Pavón, una de las jóvenes que, junto a Celia Luelmo, implicó a Tío Alberto en un delito de abusos deshonestos antes de 1988, que interrumpió la sesión para gritar, presa de los nervios, que Muñiz "es inocente" y que "todo es un montaje". Pavón había sido citada a declarar con anterioridad, pero no había comparecido.La fiscal, la acusación particular y la defensa dieron lectura ayer a sus informes, en los que mantienen prácticamente las posturas iniciales. Mientras, varias decenas de personas permanecían en las puertas de la Audiencia para expresar su apoyo a Muñiz. Fuentes judiciales informaron ayer que la sentencia podría hacerse efectiva a principios del próximo mes de julio.
Por otro lado, el policía Julio Martínez ha desmentido las declaraciones de Celia Luelmo, en las que le acusaba de haber penetrado en el despacho de Alberto Muñiz en la Cemu para retirar algunos objetos antes del registro ordenado por el juez.
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Un policía y una 'arrepentida' rebaten las acusaciones de la testigo sorpresa contra Muñiz
Fuera, presa de los nervios, Amparo Pavón gritó que todo era mentira y que ella implicó a Muñiz ante la Comunidad de Madrid para conseguir "un piso".La fiscal consideró totalmente probados los hechos que se imputan a Tío Alberto, a pesar de las contradicciones de los jóvenes en sus declaraciones, por lo que mantuvo su petición de 50 años de prisión. Sobre las posibles dudas del tribunal, la fiscal dijo que estas contradicciones menores se contrarrestan con la veracidad del contenido de las cintas.
Por su parte, el abogado de la acusación particular, Jaime Sartorius, que también considera probados los hechos, indicó que ha habido un intento de desprestigio para quebrar la voluntad de los testigos que mantenían los testimonios, y mantuvo igualmente su petición de 60 años. Sartorius manifestó que los jóvenes que se han retractado viven ahora en la Cernu y dependen del acusado.
Muñiz, antes de entrar al juicio, manifestó que ha escrito una carta y ha llamado a Felipe González para "que pusiera orden".
Según un informe psiquiátrico de la Comunidad recogido por Luis Lerga, abogado defensor Celia, la testigo sorpresa, es una joven con tendencias paranoides que transforma la realidad. El policía Julio Martínez, por su parte ha anunciado que no descarta querellarse contra la joven por las acusaciones vertidas contra él.
Lerga criticó que la Sala aceptase testigos sorpresa, en alusión clara a Celia Luelmo, que calificó de "verdadero torpedo". "Y la sorpresa", añadió, "cuando se trata de penas de 60 años, no se puede dar". También cuestionó que las cintas pudiesen ser admitidas como prueba porque, a su juicio, son el eslabón final de unos intentos de extorsión. Por ello pidió la libre absolución de Muñiz.
Lerga también señaló que aun en el caso de que se hubiesen producido los hechos, que cinco de los chicos niegan y cinco ratifican, éstos habrían prescrito en la mayoría de los casos y casi todos son hechos aislados sin continuidad, por lo que no pueden ser calificados de corrupción de menores, sino de abusos deshonestos.
Sin embargo, para la fiscal, las pruebas desvirtúan la inocencia de Muñiz, por lo que es culpable de promover la corrupción de menores con una serie de actos (tocamientos, masturbaciones).
Desde las cuatro de la tarde, el pasillo de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial estaba plagado de público con pegatinas de la Cemu y de apoyo a Tío Alberto. Sobre las cinco de la tarde, la llegada de éste provocó ovaciones y gritos de apoyo, que no cesaron hasta que Alberto Muñiz entró en la sala. Los aplausos y las ovaciones se repitieron cuando fue desalojada Amparo Pavón y cuando Alberto Muñiz abandonó la sala.
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