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Mulrone llama a mantener la unidad de Canadá

El primer ministro canadiense, Brian Mulroney, exhortó ayer a sus conciudadanos a "cicatrizar sus heridas" y a mantener la unidad de Canadá tras una grave crisis constitucional que puede afectar seriamente el futuro M país como Estado unitario. Al mismo tiempo, Mulroney, que se declaró "profundamente decepcionado" por el naufragio de un acuerdo constitucional que reconocía "el carácter distinto" de la provincia francófona de Quebec dentro del Canadá anglófono, advirtió que "los acontecimientos debían ser juzgados con la debida perspectiva".

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Dos de las 10 provincias canadienses, Manitoba y Terranova, hicieron fracasar el viernes el llamado pacto del lago Meech, de 1987, al no ser ratificado por sus respectivas Cámaras legislativas respectivas.El resultado final puede ser dramático para el país norteamericano. Si Quebec se siente rechazado por el Canadá anglófono, la provincia puede optar por seguir la vía del separatismo, siempre alentado por el Parti Quebecois, actualmente en la oposición en la legislatura provincial.

Las declaraciones de los responsables canadienses reflejaban el viernes la gravedad de la situación. El primer ministro de Quebec, Pierre Bourassa, tuvo una reacción preocupante para la unidad canadiense. "El Canadá inglés debe comprender que Quebec es hoy, y ha sido siempre, una sociedad distinta, libre y capaz de asumir el control de su propio destino", declaró. Y el líder del separatista Parti Quebecois, Jacques Parizeau, se apresuró a proponer a Bourassa la celebración de conversaciones "para discutir entre nosotros nuestro futuro".

"No es nación de derrotistas"

En su alocución televisiva al país, Mu1roney prometió someter, a partir de la próxima semana, "una agenda de iniciativas nacionales que respondan a las prioridades económicas y sociales de Canadá". "Iniciaremos una serie de programas destinados a unificar a los canadienses y a terminar con el aislamiento en que todavía se encuentran los canadienses de lengua francesa e inglesa", dijo. El primer ministro respondió a las peticiones de dimisión lanzadas por varios líderes de la opoisición con una rotunda negativa. "Canadá no es una nación de derrotistas, ni éste es un Gobierno de abandonistas", dijo.

El pacto del lago Meech, firmado el 23 de junio de 1987 entre los jefes de Gobierno de las 10 provincias autónomas y el Gobierno federal, expiró a medianoche del sábado al no haber sido ratificado por todas las Cámaras autonómicas, que era imprescmdible para su entrada en vigor.

A media tarde del viernes, el ministro federal Lowell Murray, asesor para asuntos constituelonales de Mulroney, sugirió una ampliación del plazo de expiración del acuerdo, con dos condicíones: que el Tribunal Supremo considerase legal la ampliación y que la Asamblea de Terranova lo aprobase. La negativa del primer ministro de Terranova, Clyde Wells, a permitir a sus legisladores la votación sobre el acuerdo por lo que calificó de "actitud poco clara del Gobierno central" dio al traste con la última esperanza de salvar el pacto.

El naufragio del acuerdo ha colocado a Mulroney, elegido en 1984 y 1989 con un programa de reconciliación nacional, en una dificilísima situación política. El líder del New Democratic Party, Andrew McLaughlin, pidió el viernes la dimisión del primer ministro federal. "El primer ministro ha fracasado y debe considerar seriamente su futuro", dijo.

Entre tanto, la provincia de Quebec se disponía a celebrar hoy con toda solemnidad la festividad de San Juan Bautista, día de su fiesta nacional. La pregunta en la mente de todos era si el eco del famoso grito del general Charles de Gaulle durante su visita al Canadá francés en los años sesenta -"Vive le Quebec libre!"- volverá a resonar en los oídos canadienses.

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