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Milutinovic, seleccionador de Costa Rica, un grupo de jugadores muy católicos:

Incluso un ateo como yo espera milagros.

Lazaroni, seleccionador de Brasil, respecto a la mano de Maradona, no señalada, en el encuentro ante la URSS:

Maradona utiliza la mano derecha para parar, y la izquierda para marcar.

Robson, seleccionador inglés, quien ya sufrió un gol con la mano de Maradona en el Mundial de 1986:

Le pido a Maradona que, por favor, juegue con los pies.

César Luis Menotti, sobre la selección belga:

Los belgas convierten la recuperación de la pelota, cuando la pierden, en una cuestión de vida o muerte, porque saben que sólo así adquiere importancia su mecánica.

Michel Hidalgo, seleccionador francés en la época dorada del equipo galo:

Estoy enamorado futbolísticamente de mi línea media. Platini es un monumento; Giresse, una muñeca de porcelana; Tigana, un cronómetro de platino, y Genghini, el saber y la eficacia.

Pancho Puskas, uno de los futbolistas más grandes de la historia, ya veterano y con su feliz barriga, tras un partido benéfico:

Yo sólo juego en este tipo de partidos de beneficiencia. Sé que mi aspecto hace sonreír al público y por eso vengo a jugar.

El español Gordillo, durante el Mundial de España:

Lo que diga el 'míster', y a mí que me registren.

Toni Schumacher, portero de la selección alemana de fútbol, en su libro Tarjeta roja:

Los problemas referentes a la comida, al dormir y al sexo en los deportistas, o son pasados por alto o son exageradamente polémicos. El aislamiento psíquico y sexual antes y durante el campeonato me afecta quizá menos que a la mayoría de compañeros. La posibilidad de llegar al estrellato mundial hace que me pueda contener durante cuatro o seis semanas seguidas. Mi familia desempeña su papel después.

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