En Udine, a tomar las aguas
La ciudad italiana que acoge a la selección española tiene una pobre vida nocturna
La noche anterior al partido, muchachos de las bandas militares que se encuentran cumpliendo el servicio en Udine realizaron, en Plazza Libertá, el ensayo general de los himnos de España y Uruguay. Muchos de ellos llegaron del sur. "Se los reconoce porque son morenos y pequeños", cuenta, bajando la voz, Tiziano, un chico udinense alto y rubio como la cerveza. Los de Udine tienen a gala ser del norte. La región de Friuli, a la que pertenecen, es rica y próspera, e Independentista. "Allá abajo es otra Italia" , dice un anticuario de Via Corduzzi. Desde luego, esto es casi Austria. Y Udine tiene la vida nocturna de un convento de carmelitas y el ambiente deportivo callejero de una residencia geriátrica.
A los seguidores del Mundial se les proponen incitantes itinerarios culturales que incluyen conciertos, exposiciones de sellos de correos y sesiones de cine de arte y ensayo con Rossellini como plato fuerte. Quizá lo más excitante que el foráneo puede encontrar sea el Itinerario del Espíritu, ofrecido por la Archidiócesis friulana, con oficios religiosos en marcos incomparables y en varios idiomas.Para quien ha estado en el Sur con el Mundial, llegar a Udine le puede suponer un choque nervio so. No es extraño que los forofos españoles y uruguayos hayan vagado por las calles de este hermoso y extático balneario -si no lo es, merece serlo-, como almas en pena, envueltos en las banderas de sus respectivos países a modo de sudarios.Nosotros nos hemos entretenido jugando al fútbol", comenta Gaspar, cocinero de Sant Gugat del Vallés, que ha viajado con dos amigos, Javier, ebanista, y Antonio, de profesión "lo que sale". Añade que,de madrugada, un grupo de compatriotas formó dos equipos y se enzarzaron en un partido amistoso. Antes del España-Uruguay, los tres se sentaron en la terraza de un café y pasaron el tiempo dedicando palmas por bulerías a todo español que se les ponía por delante.
Otros tres hinchas, Ángel Carlos y Emilio, se han hecho amigos en Italia y pasean comiendo melocotones. "Esto es carísimo", cuentan, "no podemos comer en ningún sito, y a duras penas nos ha alcanzado para la entrada". Ángel es de Almendralejo (Badajoz) y vive en Lubjana (Yugoslavia).
Carlos, sevillano y del Betis, vive en la República Federal de Alemania desde hace 16 años, en Munster. El tercero, Emilio, es americano de Nueva York, de padre cubano y madre andaluza. "Y claro que sigo al equipo de España porque el de Estados Unidos es un desastre". Los tres jugaron también el partido entre españoles que se celebró en la madrugada. Sonríen con timidez cuando una italiana pasa por su lado y les espeta, con desparpajo, un sonoro "¡guapos!".
Hay decepción porque los jugadores españoles no se han dignado a asomar la efigie por las calles. Sobre todo, la hay en Magnano in Riviera, donde la selección española ha permanecido concentrada. "Esperábamos verles, que nos firmaran autógrafos". Las ilusiones populares se han visto defraudadas. Y algo más: los viejos que frecuentan las tabernas están que trinan porque han tenido que renunciar a su distracción favorita, que consiste en jugarse los chatos de vino al dominó. "Todo por culpa de la ley seca". Con decir que lo más divertido fue el partido...
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