Mundial
La vida se alegra con la llegada del Mundial de fútbol. Bueno, a lo mejor parece una frivolidad esta afirmación, incluso quizá lo sea, pero a unos cuantos seres humanos nos trae sin cuidado. Por ejemplo, a 2.500 millones de seres humanos; algo menos de la tercera parte de los habitantes del planeta, incluidos hombres, mujeres, ancianos, niños y militares sin graduación.Entre las dos terceras partes restantes hay quienes están hartos de fútbol y protestan de que les den tanta cancha los medios de comunicación, en detrimento de otras cuestiones de mayor fundamento. Seguramente tienen razón, si bien deberían ponerse de acuerdo sobre qué cuestiones son esas de mayor fundamento.
¡Oh, sí!, severas materias, asuntos de vida o muerte, la cultura, son cuestiones de mayor fundamento. Bastarían encuestas para demostrarlo. Sale el encuestador a la calle y pregunta al primer ciudadano que pase: "¿Qué debería dar la televisión, el Mundial de fútbol o estudios exhaustivos sobre la influencia de los etruscos en la civilización occidental?". Y seguramente contestará que la influencia de los etruscos en la civilización occidental, pues lo que más molesta a los ciudadanos del mundo en general y a los españoles en particular es que los tomen por incultos.
Los ámbitos de la cultura son profusos, difusos y confusos; quienes los gobiernan, prepotentes, excluyentes y pedantes, y las gentes sencillas se creen inferiores si no manifiestan su preferencia por los míticos bienes del pensamiento y del saber. Que efectivamente son bienes, aparte de míticos. Mas la satisfacción de estar todo un mes con lo que a uno le guste es otro bien, y si además le alegra la vida, ése es el bien supremo. Una alternativa interesante sería leer la historia de los etruscos, desde luego, pero se advierte que ahí no sale Maradona. El que avisa no es traidor.
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