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Una reina 'quinqui', de nuevo entre rejas

Dolores Olivares Navarro, conocida como La Chata, es una auténtica reina quinqui. Pertenece a la familia de los Macarios, un clan que a unos infunde respeto y a otros temor. Pero el pasado día 6 la policía la destronó de nuevo, tras asaltar su palacio de la calle de Lucano, en el barrio de Canillejas, donde fueron decomisados 50 gramos de heroína. Esa misma droga fue la que mató a su hija María Dolores en 1985 y la que llevó a la tumba unos meses después a su hijo Macario.

El Grupo I de Investigación de la comisaría de San Blas puso cerco hace tres meses a la casa de La Chata, pese a que constantemente había en los alrededores varios drogadictos que se encargaban de darle el agua (alertarle) en caso de peligro.Por fin, los agentes decidieron el miércoles pasar a la acción: detuvieron a Dolores Olivares, de 58 años; a su amante, Pedro Berastegui López, de 30 años; a su hijo Francisco Olivares Navarro, de 29 años, y al iraní Saheid Babay, de 30, además de otras personas supuestamente relacionadas con el tráfico de estupefacientes. En total fueron aprehendidos 700 gramos de heroína, una pequeña cantidad de cocaína y varias balanzas de precisión.

No es la primera vez que La Chata pierde la libertad. Anteriormente ya fue detenida el 17 de enero de 1987, después de que la policía comprobase que en sólo tres horas habían pasado por su casa de la calle de Lucano más de 60 personas. "Esa gente no iba a comprar droga, sino a preguntar a qué hora era la misa que decían por mi hijo Macario", aseguró ella. Pero la policía tenía indicios y testimonios de que aquella legión de personas había ido a comprar droga. Y La Chata dio con sus huesos en la cárcel de Yeserías.

Dos hijos muertos

Macario había muerto envenenado por el caballo (heroína) cuando estaba recluido en la prisión de Córdoba, y su madre denunció al director por falta de control en el tráfico de drogas que entraban en el centro. Sólo unos meses antes, La Chata había perdido a su hija María Dolores Ella asegura que la joven falleció por una cirrosis hepática, pero más de uno piensa que la verdadera causa fue su adicción a la droga.Dolores es una mujer dura como una roca, indomable, corajuda y altiva como una reina. Jamás se arredra ante nada ni ante nadie. Tiene justificación para todo. Incluso para explicar por qué escondía 11 millones de pesetas en un colchón cuando fue arrestada hace tres años: "Ese dinero no es mío. Me lo prestaron para pagar las fianzas de mis hijos". Y luego jura y perjura que ella no ha tocado jamás la heroína.

La Chata libra desde hace años su guerra particular. Sus enemigos son los maderos (los policías), a los que más de una vez ha denunciado. Como cuando le sacudieron en la cabeza a su hijo, el difunto Macario, "al que Dios tenga en su gloria". Porque ella siempre ha sido celosa de sus hijos como una loba.

La brava Dolores ha caído de su pedestal de polvo una vez más. Pero seguro que, pese a todo, seguirá conservando su temperamento bravo, su gesto altanero, sus ojos sin lágrimas. Una reina entre rejas.

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