Una pelea de novios acaba en un juicio por aborto contra siete acusados
Una pelea de dos novios de Guadalajara dio origen al proceso iniciado ayer en la Audiencia de Madrid contra siete personas acusadas de aborto o complicidad con ese delito. En un momento de ofuscación, Victoriano Otero Tensa denunció en comisaría que su novia, Luisa B. P., había abortado. El denunciante también acabó en el banquillo.El juicio habría adquirido ribetes de tragicomedia de no ser por las penas a que se enfrentan los ex novios, dos médicos y otras tres personas que poco tuvieron que ver con la riña, pero que se han visto envueltas en el proceso. En el caso del médico Miguel D. T., la solicitud del fiscal supera los 8 años de prisión. La joven y una amiga suya, acusadas de abortar, se enfrentan a penas de un año y el denunciante, a otro año por complicidad.
Todo empezó con el "desamor" que Luisa B. P., estudiante de cuarto de químicas, experimentó por Victoriano Otero, y por la persecución que éste inició para que la joven volviera con él.
Una tarde, al regresar de la facultad, la policía se presentó en su casa: "En comisaría me dijeron que lo mejor era firmar e irme. Al negarme, me tuvieron varias horas en una dependencia totalmente cutre. Desesperada porque tenía exámenes finales,. firmé para que me dejaran tranquila. Me podían haber leído El Quijote y lo hubiera firmado exactamente igual".
"No estaba embarazada"
Luisa B. P. firmó su confesión ante la policía, pero ante el tribunal se mostró tajante: "Nunca he estado embarazada, y además, tampoco tenía posibilidades de estarlo".Lo cierto es que la denuncia siguió sus trámites y ayer una fiscal acusó a Luisa de haber abortado, al médico Miguel D. T. de haber provocado dos abortos, al médico Francisco G. P., de haber facilitado a Luisa la dirección del anterior, a Susana E. M., de haber acompañado a Luisa y de abortar al día siguiente, a la secretarla de Miguel D. T., de complicidad, y a Alberto C. V. de haber prestado el dinero para pagar la operación. Tampoco se libró el denunciante, quien, para la fiscal, participó en todo menos en acompañarla a la operación.
Victoriano Otero admitió que estaba "muy ofuscado" cuando presentó la denuncia. Aseguró que en una riña ella le había dicho que estaba embarazada y había enseñado un parte médico. Pero sí le pareció suficiente para que la denuncia "respondiese a la realidad".
Lo único que Otero dejó claro es que estaba "en contra del aborto". El resto de su testimonio fue un cúmulo de contradicciones y la negativa de haber acudido a la consulta del médico Francisco M. G. Éste si recordaba la visita: "Se presentó en el consultorio y me instó a que llamara a su novia y amenazarla para que volviera con él". El otro médico negó haber practicado los abortos que le imputan.
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