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Juego de desconfianzas

La comisión antimonopolio de la RFA cree que la 'operación Enasa' inicia la fusión Man-Daimier

Los problemas surgidos por la oposición del Bundeskartellamt, la comisión antimonopolios de la República Federal de Alemania, en torno a la compra de la empresa española Enasa por un consorcio formado por las empresas alemanas occidentales Man AG y Daimlet Benz, tiene su origen, paradójicamente, en la presión ejercida por el Gobierno español para que Daimier Benz se sumara a la oferta hecha por Man AG por la empresa española, cuando en aquel momento competían por la fabricante de los camiones Pegaso otros grupos como el sueco Volvo, el holandés Daf o el italiano Fiat.

Es precisamente la presencia de Daimier Benz en el consorcio, aunque no represente más de un 20% del futuro capital de Enasa, la que ha despertado las sospechas del Bundeskartellamt. Esta institución que tiene su sede en Berlín occidental y actúa de forma independiente del Gobierno, vio como sus objeciones a la compra del grupo militar y aereonaútico Messerschmitt, Bölkow Blohm (MBB) por la empresa de la estrella de tres puntas era superada por una decisión personal del ministro de economía.

Convertido ya en el grupo más poderoso de la República Federal de Alemania y en uno de los mayores del mundo, Daimier volvió a preocupar a los miembros de la comisión antimonopolios cuando crecientes rumores apuntaban a que estaba preparando también la compra de Man AG, una sospecha que, finalmente, no se confirmó.

Fue precisamente en una visita a España de Edzar Reuter, el presidente de Daimier Benz, precisamente cuando se estaba dilucidando el destino final de la compañía Enasa, cuando el Gobierno español le convenció de que se sumara a la oferta realiza da por Man AG, poniéndolo casi como argumento definitivo para que el Instituto Nacional de Industria (INI) se decidiera por la oferta alemana occidental en detrimento de las otras.

Fuertes presiones

No hay que olvidar que, en aquel momento, la campaña desatada por las otras empresas europeas para hacerse con Enasa alcanzó cotas casi sublimes, con la presencia del propio rey Gustavo de Suecia apoyando a Volvo y la del presidente de Fiat, el poderoso Giovanni Agnelli, prometiendo toda clase de compensaciones, incluida por supuesto la instalación de una fábrica de automóviles.

Para el Bundeskartellamt, el consorcio formado por Daimler y Man para la compra de Enasa podría ser el principio o el embrión de una futura operación que culminara con la fusión de ambas empresas o bien la absorción de Man por el gran conglomerado en que se ha convertido en los últimos años la empresa insignia del Deutsche Bank. Reuter fue precisamente colocado al frente de Daimler por el desaparecido presidente del Deutsche Bank, el asesinado Alfred Herrhausen, iniciador de la nueva política expansionista industrial de la RFA. Desde entonces Daimier Benz ha crecido sin cesar.

La solución que proponen los expertos para conseguir la aprobación de la comisión antimonopolio de Berlín occidental sería dividir el contrato en dos. En lugar de funcionar como un consorcio, Man se haría cargo, por un lado, de los camiones de gran tonelaje, de más de 7,5 toneladas, mientras que, separadamente, Daimler Benz tomaría a su cargo la división de vehículos ligeros. La posibilidad de tener que recurrir a un permiso especial del ministro de Economía, el liberal Helmut Hausmann, similar al que se concedió en su día para el caso MBB, se descarta por el momento

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