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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un beso y un perdón

Dos cosas se produjeron en este festival que nunca había visto en un espectáculo flamenco: un beso en la tarima del escenario, por Manuel Mairena, y una petición de perdón al público, por La Fernanda. El de Mairena abrió la segunda parte y calentó el ambiente. Unas bulerías por soleá que dijo con precisión de compás y ecos flamenquísimós en su voz Inspirada fue la llave que le abrió la puerta del triunfo clamoroso. "¡Manuel, estamos oyendo cante!", gritó alguien del público. "¡Ya era hora!", apostilló otro espectador.

Que a mi juicio era injusto, pues antes habíamos oído buen cante en las voces de Curro Malena y Chaquetón. Los dos son cantaores serios y responsables, que no mistifican ni engañan. El de Lebrija hizo, especialmente, un cante por siguiriyas denso e intenso, de gran dificultad, que remató con todas las ley con la cabal más hermosa del cante, esa de Moritos a caballo..., y por fandangos hizo dos del Gloria espléndidos, con toda su valentía original de trallazo seco, sin concesiones.

VII Festival de la Peña Chaquetón

Cante: Curro Malena, Chaquetón, Manuel Mairena, La Fernanda de Utrera, José Menese. Toque: Enrique de Melchor, Juan Habichuela. Cine Consulado. Madrid, 2 de junio.

Chaquetón dio asimismo un buen recital; quizá en la malagueña no estuvo centrado del todo, pero remontó el vuelo en las soleares, y en los tangos estuvo ya formidable.

El público había aplaudido a ambos con fuerza, pero ciertamente las palmas no echaron humo hasta que salió Mairena a por todas. Fue seguramente su mayor triunfo en Madrid. Cantó de verdad, rompiéndose, buscando el quejío, lastimándose y lastimándonos. Y cuando cerró por tonás, con grandeza y desgarro impresionantes, el teatro lleno a rebosar fue un auténtico clamor. Manuel volvió de nuevo a saludar, se arrodilló en el escenario y besó la tarima. ¿Quizás reeditando los besos en la tierra del papa Wojtyila cuando llega a cualquier país? En cualquier caso, esta noche, en Madrid, Manuel Mairena fue Papa del cante.

Llegó La Fernanda

Y pasó él y llegó La Fernanda de Utrera. "Voy a cantar un poquito por soleá. Después haré unos fandanguitos, y bulerías y lo que ustedes quieran menos el Cara al sol, el Cara al sol, no". Y cantó por soleá. Después del clamor suscitado por el de Mairena, las soleares de La Fernanda nosmetieron el alma en un puño, puro escalofrío interior que nos tuvo como sobrecogidos. La Fernanda no puede cantar mal por soleares.

Modela ese género en su voz sin brillo pero tremendamente ¡onda con una armonía absoluta, transida de emoción y de genio sombrío. Pudo no haber cantado más, y quizá debió hacerlo, porque falta de poder y sin aliento estuvo francamente mal. Pero tuvo la humildad de reconocerlo, pidiendo perdón al público con una triste sonrisa: "Hubiera querido hacerlo mejor, pero estas cosas son así...".

Nunca he visto a un flamenco hacer esto en un escenario. Que quede ahí el dato para la historia. Y para ejemplo.

Y cerró Menese, con fuerza, con corazón, queriendo pero sin poder construir el gran cante de que es capaz en sus buenos momentos. Las guitarras de Juan Habichuela y Enrique de Melchor contribuyeron con la jerarquía habitual en ellos a una buena noche flamenca, aunque no redonda.

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