La hermandad de Almonte se encarga de leer el correo de la Virgen
La Virgen recibe cartas. Dos santeros y dos camaristas cuidan de la imagen del Rocío durante tod el año. Las hermanas María de Carmen y Ana Morales Aceved se ocupan de las tareas más íntimas, como el cambio de trajes.Manuel Martínez y Diego Torres son los santeros. "Nuestro trabajo es estar a la vera de la Virgen, recoger las flores de lo devotos y los obsequios", explic Manuel. Cuenta que, con cierta frecuenc'a, los devotos re-alan joyas a la Madre de las Marismas. "Entonces nosotros les hacernos un recibo".
La Blanca Paloma también recibe cartas". La hermandad rriatriz de Almonte es la encargada de leer el correo dirigido a la Blanca Paloma y "a veces se les contesta".
Diego Torres, que tuvo otro santero de igual nombre en su familia allá por 1780, asegura que para desempeñar el oficio "hay que ser almonteño y ser persona, pero ante todo hay que tener conocimiento de qué es la Virgen del Rocío. Es la Madre de Dios".
Para el santero Torres, que recibe un sueldo por su trabajo y además es *'ganadero por afición". "Ella tiene algo muy especial, porque cuando nos acercamos a la Virgen no es igual que cuando estamos lejos".
Sacar partido
No le molesta la popularidad de su patrona. "Mientras más gente venga, más devoción. Lo malo es que luego la televisión presente esto como si fuera una feria y es una romería religiosa. Lo que ocurre es que, como andaluces, sacamos partido de las cosas y hay copas y sevillanas", puntualiza Torres.En Almonte no critican abiertamente la masificación que se produce en la aldea, donde el alquiler de las casas llega al millón de pesetas -este año las tarifas han bajad o algo por la crisis de la peste equiría-
Ellos ponen el acento en el carácter espiritual de su peregrinaje. Diego Torres está convencido de que "cuando las personas se acercan a la reja, sienten ese algo muy especial que hay aquí y quien duda se convierte".
"Aunque el año 1936 no hubo romería, éste es el primer año de la historia del Rocío en el que no hay caballos, y el caballo es al Rocío lo que la sal al guiso de carne: le da sabor. Pero lo verdaderamente mportante es la Virgen, y ésa si que no falla nunca", concluye el santero.
Durante la conversación, la Virgen no ha dejado de recibir ramilletes de flores. Tampoco han faltado fieles rezando agarrados a la reja. El aire está lleno de polvo traído por los romeros.
Fuera, en la gran explanada, el gentío consume chocolate con churros. En el Interior de las casas los as 1 stentes bal lan flamenco. Es la alegría de la fiesta, un año más.
Algunos, cansados del camino, dicen que no volverán. Pero ya advierte la sevillana: "Siempre me d"ce lo mismo y todos los años hace igual, cuando llega el Rocío coge el camino y se va".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.