Los socialistas portugueses quieren gobernar solos en 1991
Los socialistas portugueses, exultantes tras su congreso celebrado el pasado fin de semana en Oporto, quieren gobernar en 1991 en solitario, sin pactos ni coacciones y controlando el Gobierno y la presidencia de la República. El actual secretario general, Jorge Sampaio, fue reelegido con más del 91% de los votos, un resultado jamás alcanzado por el padre fundador, Mario Soares, y que escandaliza a algunos veteranos.
ENVIADO ESPECIAL, La unanimidad no forma parte de las tradiciones del partido, y los demás líderes se' contentaban con dos tercios de los votos. Una minoría congregaba a los restantes y contribuía a dar la imagen de un partido abierto, pluralista, donde se podía estar en desacuerdo y decirlo sin peligro de excomunión.Felizmente, la elección de la nueva comisión nacional, organismo dirigente del partido, puso las cosas en orden: Joáo Soares, hijo de Mario y líder, de la oposición leal y oficial, obtuvo un 25% de los votos y 50 escaños; un disidente de la penúltima hora, Álvaro Belleza, conquistó 10 mandatos, y los 140 restantes fueronelegidos por la lista oficial, donde los sampaistas cedieron lugares a los ex gamistas y otras personalidades que tuvieron divergencias, más o menos notorias, con la actual dirección.
Hechas las cuentas, la mayoría del 82% que Sampaio tenía en la apertura del congreso quedó tres días después reducida a un 66,7%; y los sampaistas puros y duros no deben contar con mayorías automáticas en la comisión nacional a la hora de tomar las grandes decisiones.
Poco antes del fin del congreso llegaron a circular rumores que daban a las oposiciones cerca de un 50% de los. votos, y la agitación, era tan grande que la presidencia quiso dar la palabra a Sampaio para el discurso de, cierre antes del escrutinio definitivo de las eleccionesi, afirmando que "los datos disponibles dan como adquirida la reelección de nuestro camarada Jorge Sampaio por aplastante mayoría".
'Entretener al público'
Tomado por sorpresa y algo molesto, Sampaio, con su humor habitual, se negó a ser proclamado vencedor sobre la base de unos sondeos", pero consintió en entretener al público con un cuarto de hora de saludos y agradecimientos a los invitados extranjeros y nacionales, a los organismos del partido y organizaciones que de él dependen o con él están relacionadas, a la ciudad de Oporto y a los periodistas.
Proclamado oficialmente ganador, Sampaio acabó por dirigir su discurso a un auditorio impaciente y poco atento, que aplau-, dió con verdadero entusiasmo la parte inicial -dedicada a Mario Soares, su papel pasado y su esperada y deseada reelección a la presidencia de la República en 1991 - y el último tercio, cuando el secretario general del PS criticó duramente al actual primer ministro, Aníbal Cavaco Silva, al partido socialdemócrata y al Gobierno, y confirmó que el PS votará contra la reforma de la ley electoral propuesta por Cavaco.
Agradó mucho menos cuando intentó, una vez más, refrenar el triunfalismo al recordar que para ganar elecciones hay que convencer al electorado, y que el PS tiene que hacer todavía-grandes esfuerzos para conquistar la credibilidad necesaria, y cuando llamó la atención sobre el hecho de que los sondeos más favorables a los socialistas revelan también un número excepcionalínente elevado de indecisos y de potenciales abstencionistas.
Si bien es cierto que la.mayo ría de los portugueses está desencantada y cansada de Cavaco, no es tan evidente que esté dispuesta a apostar ya por un futuro Gobierno socialista.
En otras palabras, nada de vender la piel del oso antes de matarlo. El congreso aprobó la realización de una convención para modificar los estatutos del partido, porque la unidad no dispensa de la, reorganización y la revitalización interna. Lo inalo para Sampaio es que algunos de sus activistas e incondicionales de primera hora sienten como una traición el regreso con fuerza de la Weja guardia, de los eternos ministrables, festejados como el hijo pródigo a su vuelta a la casa paterna.
Lo peor es tal vez que falta todavía un año para los comicios legislativos y qué una campaña tan larga es difícil de aguantar, sobre todo frente a un adversario que tiene la mayoría absoluta, el control de todos los medios de la Administración y del Estado, cuatro años de experiencia y un líder fuerte.
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