_
_
_
_
Reportaje:

El elixir de la vida

En la aldea china de Bama viven un gran numero de centenarios, algunos con más de 120 años

Era el año en que Lincoln fue elegido presidente. La reina Isabel II llevaba 21 años en el trono. China mantenía con el Reino Unido y Francia las guerras de opio. Y en un pequeño pueblo de montaña en el suroeste de China nació una niña. Afortunadamente, no fue ahogada al nacer, práctica común entre los campesinos chinos, que preferían hijos varones. Porque Luos Mazheng cumplirá 130 años en 1990, aunque no está muy segura del mes exacto. Anda de forma algo vacilante, pero todavía cocina, y espera vivir muchos años más quizá incluso hasta 200. Esto quería decir hasta el año 2060.

Luo Mazheng no es la única en poseer el secreto de la longevidad. En este mismo rincón de China, un lugar con una belleza que rivaliza con la de Suiza, la concentración de personas con edades superiores a los 100 años es una de las mayores del mundo. La asombrosa cifra es de 58 en una población total de 220.000 personas si hay que creer a los funcionarios de Bama, que citan censos y registros locales. También abundan los octogenarios y nonagenarios, la mayoría con una robusta salud y trabajando en el campo. Los mismos funcionarios dicen que Bama cuenta con 16.000 personas entre 65 y 100 años.Lao Boping, uno de los que todavía se sienten fuertes a los 111 años, tiene buenas noticias para aquellos que se muestran reacios a disfrutar de los placeres de la vida con el fin de prolongarla. Como otros centenarios de Bama, ha fumado mucho durante décadas, especialmente desde que se jubiló en su trabajo de representante, hace medio siglo. Igual que ellos, come con buena gana y bebe un vaso de fuerte vino ámbar dos veces al día, por la mañana y al acostarse por la noche.

Aquí es cuando llegan las malas noticias para los que están buscando el elixir de la juventud. Hombres de negocios y funcionarios locales emprendedores están vendiendo el espíritu de la Longevidad como la clave más importante y única para una larga vida. Pero puede resultarles dificil: es fuerte y sus ingredientes parecen ser los que utilizaban las tres brujas de Macbeth. Incluyen lagartos, serpientes, penes de perro y de ciervo y unos 40 tipos distintos de hierbas. El vino de la longevidad fue la genial idea de Wang Shiying, un bebé, hablando relativamente, en los 40. Aunque es un producto nuevo, utiliza los ingredientes que la longeva gente de Bama ha comido y bebido durante décadas.

La Fábrica de Comida y Bebida Bama, que dirige Wang, produce unas 300.000 botellas de vino al año y confía duplicar la producción en breve. Ya cuenta con el sello de aprobación de la Asociación de la Salud de China. Un ingrediente clave del vino es el lagarto silvestre moteado en rojo. La gente del pueblo los coge y recibe una libra por cada uno. Se dice que los lagartos moteados con cinco dedos en cada pata, en lugar de los cuatro habituales, son especialmente buenos. Se destripa a los lagartos y se les quitan los ojos antes de ponerlos a fermentar en cubas de vino de arroz durante seis meses. El mismo proceso se aplica a cuatro tipos de serpientes venenosas. Una mezcla secreta de hierbas se fermenta también durante tres meses. Entonces se mezcla todo y el vino está listo. Casi.

Lagartos y serpientes

En las botellas más caras se mete primero un lagarto o una serpiente, de forma que el proceso de fermentación continúe. Otras botellas simplemente indican los ingredientes y se envían a toda China, y algunas, a posibles centenarios de Hong Kong y Taiwan. No obstante, Wang Shiyin pronuncia unas palabras de advertencia sobre el vino. Para que sea efectivo hay que beberlo dos veces al día. Un vaso de cuando en cuando no sirve para nada. Está claro que le gustaría ver adoptar ese hábito muy lejos de Bama.La noticia de esta gente y su vino se está extendiendo lentamente. Que Bama pudiera tener la llave de una larga vida es algo que sólo se descubrió cuando se procesaron los resultados del censo hace tres años. Bama es un lugar al que es difícil llegar: desde Pekín, que está a unos 2.000 kilómetros de distancia, se necesitan tres horas de avión seguidas de otras nueve agotadoras en un tren local, y después, otras seis por carreteras de montaña llenas de baches y curvas.

Bama está cerrada a los extranjeros que no lleguen con un permiso especial. Y a pesar de su paisaje espectacular, es uno de los lugares más pobres de China y no está preparado para recibir visitantes. Los habitantes de Bama viven en condiciones miserables, lavando en los ríos y comiendo carne sólo los días de fiesta. Pocos pueden decir el nombre del líder chino. El ganado y los animales se guardan bajo las planchas del suelo para calentar las casas de madera, que tienen mirillas diminutas en lugar de ventanas debido a la falta de cristales. En un rincón de cada habitación hay un altar construido para recordar a los antepasados, de acuerdo con la antigua tradición religiosa china.

Pero a pesar de su inaccesibilidad, lentamente están llegando a Bama investigadores de Pekín y de Nanning, capital de la provincia de Guangxi, donde está Bama, a fin de descubrir por qué la gente vive tanto. Aunque a regañadientes, muestran su aprobación al vino de la longevidad -o al menos a sus ingredientes-; también recalcan otros factores que, desgraciadamente para el señor Wang, son menos exportables.

Sin contaminación ni estrés

Lo primero es el ambiente. El aire de la montaña y los ríos están sin contaminar, y no existe ninguna de las tensiones de la vida moderna, que empiezan a surgir en algunas ciudades chinas. La herencia también puede tener algo que ver con ello: la mayoría de los ancianos pertenece a los Yaos, una minoría étnica descubierta también en zonas de Vietnam y Tailandia.Y la mayoría de los centenarios que compartieron los secretos de su longevidad con un extranjero, el primero que muchos de ellos habían visto en su vida, daba otro sabio consejo: mucho ejercicio. Huang Masheng, por ejemplo, nació en 1886, sólo 10 años después de que el teléfono -que todavía no ha llegado a su pueblo- fuera inventado, y dice que ha estado activa toda su vida. Todavía hace trabajos en el jardín, lo come todo y de todo. Se encarga de que su hijo, de sólo 78 años de edad, cumpla una jornada completa de trabajo en el campo. Huang, una dama despierta y enérgica, es escrupulosa con su aspecto, y lleva pantalones negros cuidadosamente planchados, blusa negra y zapatos negros bordados, además del típico gorro negro de piel en la cabeza. También tiene un nuevo trabajo para el que vivir: ayudar a cuidar a su último tataranieto.

¿Y qué me dice del vino Espíritu de la Longevidad? "Nunca he tomado una gota en toda mi vida", contestó tranquilamente Huang.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_