_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los otros

Rosa Montero

Miro a mi alrededor y contemplo al personal muy compungido con el asunto de los cementerios judíos. También le vi soltar el moco ante la serie Raíces, y en general lagrimean todos que da gusto al ver a los negritos buenos y desdichados de las películas de Hollywood. Eso sí, luego estas gentes de almas delicadas llaman moracos a los norteafricanos y abusan de sus criados orientales.Quiero decir que somos uno de los pueblos más xenófobos y tontamente racistas que conozco, por muchos cuplés que queramos cantarnos sobre nuestra "hospitalidad tradicional". Y por ende tenemos las leyes de extranjería que nos merecemos, esto es, horrendas. Y con la excusa de la bella Europa, las cosas parecen ir para peor. Sin embargo, en España hay tan sólo unos 600.000 inmigrantes, entre legales e ilegales, lo cual supone apenas el 1,5% de la población, un índice bajísimo comparado con los países europeos. Casi la mitad, además, vienen de la CE y están legales. Lo malo son los demás. Los 160.000 latinoamericanos, por ejemplo, sudacas de nuestro desdén, aunque en los años setenta vivieran felizmente en América Latina dos millones y medio de españoles. Todos estos datos están en el manifiesto de la Campaña Pro Regulación e Integración del Inmigrante. Pero las cifras son un pálido reflejo de la realidad. De la miseria y la indignidad en la que muchos viven. De la condena a la clandestinidad, porque no está reconocido el derecho fundamental a traerse a la familia. De los casos desesperados como el de aquel refugiado iraní que prefirió suicidarse, el pasado mes de octubre, antes de ser devuelto a Irán y posiblemente a la tortura. En 1989 hubo 2.721 solicitudes de refugio y sólo se concedieron seis. Mañana hay una manifestación en Argüelles, en Madrid, denunciando todo esto. Convendría acudir, porque muchos de los inmigrantes apaleados e ilegales ni siquiera se atreverán a estar ahí.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_