Los toros engañaron al público, según Fundi y Cuéllar
Los diestros Fundi y Juan Cuellar coincidían, tras el festejo, en su negativas valoraciones sobre los toros, a los que calificaban de difíciles y peligrosos en el último tercio , y se lamentaban de que el público no lo hubiera entendido así. "El colmo", decía Fundi "es que havan pedido la vuelta al ruedo para el quinto, que en la faena de muleta se vino totalmente abajo.El matador de Fuenlabrada reconocía que ese toro dio un magnífico juego en varas, entregándose y recargando, lo que aprovechaba para destacar los excelentes puyazos de su picador, José Luís González.
Tanibien le gustó en banderillas y en los primeros compases de su labor con la pañosa: "Pero después se complicó, empezó a pegar arreones si le subías la muleta, y si se la bajabas se paraba, hasta que se rajó". Añadía que a este paso, y sintiéndolo por los ganaderos, no va a convenir lucir al toro en el primer tercio, para que no se confunda el respetable.Con respecto a su primer enemigo, el apoderado del matador, Pedro Saavedra, indicaba que el presidente lo cambió sin que lo solicitara el diestro: "Por eso llegó crudo al último tercio, Me hubiera gustado ver a las figuras con este toro, ¿verdad, chaval?". Fundi asentía, pero quitaba las culpas al presidente: "Es cierto que yo no pedí el cambio, pero no me importó, pensé que iba a lucirme y por eso lo brindé. Este toro además de engañar a la afición me engañó a mí".
En lo que apoderado y torero se mostraban de pleno acuerdo era en la diferencia entre estos toros y los sobreros de esta misma divisa que lidiaron Espartaco y Lozano. Fundi añadía irónicamente: "Suporigo que será casualidad, ¿,no?-. Saavedra, con la moral por los sucios, según indicaba, era animado por Fundi: "Vamos, que no se hunde el mundo. Soy muy joven aún".
"Lo que más me duele", concluía, "es que mi maestro y profesor Bernadó, cuya serenidad y sosiego me han impresionado hoy enormemente, se haya despedido con esta pésima corrida".
La señal de stop
Cuéllar no se andaba por las ramas al calificar a los toros de engañapúblicos: "Los dos míos tenían peligro sordo. El primero node stop, y el sobrero era violento y sin ninguna clase".Admitía que la corrida habia salido muy espectacular de presencia para el público, pero que desde abajo eran absolutamente distintos: "La paradoja es que el de mejor estampa, el salpicado sexto, que me gustó muchísimo e intenté cuidarlo, lo cambió el presidente. Lo hizo con demasiada precipitación, pues no me dio tiempo a verlo".
También Cuéllar señalaba la diferencia de estos toros con respecto al que Espartaco cortó la oreja, merecidamente, en su opinión. Menos sutil que su compañero, sólo lo achacaba a la mala suerte: "Suele ocurrir que a los modestos, encima, no nos sonría tampoco la fortuna".
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