Fallece a los 85 años el urólogo Antoni Puigvert
El urólogo catalán Antoni Puigvert Gorro, una de las figuras médicas españolas de mayor proyección internacional, falleció a las 5.40 de ayer en el hospital de Barcelona que lleva su nombre a consecuencia de una grave insuficiencia hepática y renal. Acababa de cumplir 85 años. Hijo de un médico rural masón y republicano que nunca acumuló fortuna, Puigvert logró, gracias a un carácter fuerte, indómito y tenaz, pagarse los estudios de medicina y llegar a ser considerado como el padre de la urología moderna.
Antoni Puigvert es autor de numerosas obras científicas y de diveras técnicas quirúrgicas, una de las cuales lleva su nombre. Las paredes la Fundación Puigvert, el hospital monográfico que él fundó en 1981, están repletas de diplomas y honores y entre los 80.000 pacientes a los que atendió personalmente figuran desde jefes de Estado como Perón, Trujillo o Fidel Castro a los más famosos artistas, como Dalí o Sert, pero también pobres gentes de Suramérica que sólo podían pagarle con gratitud.Amigo personal de Fidel Castro y de Francisco Franco al mismo tiempo, Puigvert destacó siempre por ser una figura indómita que se sentaba en la mesa de Franco pero también intercedía en favor de comunistas y otros luchadores antifranquistas presos por la dictadura. Una de sus últimas gestiones fue precisamente en favor del anarquista Salvador Puig Antich, ejecutado en 1974.
Entre las obras del doctor Puigvert destacan el Atlas de urología, editado en 1933 y revisado en 1963, el tratado de Endoscopia urinaria (1942), el de Urología clínica (1944) y el de Tuberculosis urinaria y genital masculina.
Aunque viajó y ejerció su especialidad en múltiples países, especialmente de Suramérica, el doctor Puigvert desarrolló la parte más importante de su carrera en el hospital de Sant Pau de Barcelona, en el que comenzó a trabajar a los 28 años como médico auxiliar. Allí creó en 1953 el Institito de Urología y, posteriormente, la Escuela de Urología que pasó a ser uno de los dos puntos de referencia de esta especialidad en Cataluña. El otro era la cátedra del doctor Gil Vernet, en el hospital Clínico. Los dos famosos urólogos impulsaron sendas sagas de especialistas en las que que aún hoy quedan vestigios de la profunda rivalidad que enfrentaba a sus maestros.
El General Franco en persona acudió en 1964 a inaugurar, con toda la pompa del régimen, la actual sede de la Fundación Puigvert, de cuya presidencia se jubiló el urólogo en abril de 1986 a regañadientes, cumplidos ya los 81 años. Hasta el último momento estuvo acudiendo a su despacho y hasta hace muy poco continuó levantándose, como siempre, a las 5 de la mañana para trabajar. Pero su salud se encontraba muy resentida desde que hace dos años sufrió una grave intoxicación al ingerir por error unas pastillas de mercurio.
La capilla ardiente fue instalada ayer en la Fundación Puigvert y hoy será enterrado en el cementerio de Montjuïc.
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