"Perestroika" en África negra

¿Cuándo llegará la perestroika a los mal llamados países moderados del África negra? ¿Cuándo Francia alentará a sus aliados de la francofonía en África para que emprendan el camino de la democratización como otros tantos pueblos están haciendo? Y si hablo de Francia, hablo de España y de su querida Guinea Ecuatorial, cuyos listos gobernantes decidieron no hace mucho escudarse en el paraguas francés, que notiene empacho alguno en defender descaradamente dictaduras tropicales con el tan manido y cacareado argumento de que son países "sin tradiciones democráticas". Ya se sabe, Obiang no se fiaba de la endeble y jacobina España y optó por la grandeur y la resolutiva Francia, que nunca duda en enviar a sus paracaidistas para establecer en el poder al amigo dictador inquietado. Y al final, España se ha plegado a las directrices de Francia, y la oficina de cooperación del señor Yáñez es un calco del poderoso ministerio francés para la Cooperación, un ministerio que no se destaca precisamente en promover sistemas democráticos en el África negra de su influencia. Y esto ocurre ahora que el comunismo ha dejado de ser una amenaza para los intereses vitales económicos de Occidente en el mundo. ¿Cuál es entonces el argumento para seguir sosteniendo en África dictaduras personalistas, engordando a unas elites locales incapaces de crear riqueza y de repartir un poco más equitativamente la poca que hay? Y lo que es peor: unas elites o seudoburguesías que en más de 25 años de independencia no han sabido interiorizar y desarrollar los valores y la ética de las burguesías occidentales o las clases medias, que son los motores, la espina dorsal del desarrollo económico de Occidente y de su estabilidad política y social. Cuanto más burdos e incultos, mejor. No vaya a ser que esos exiliados que se han empapado de democracia y de ideas avanzadas por Europa y América vengan ahora a ponerlo todo patas arriba, metiéndose con la poligamia, sacando a las mujeres de su situación de inferioridad social, predicando la ética o la cultura del trabajo. Bien hecho, ensayando fórmulas democráticas para acabar con las rivalidades étnicas o regionales en las tareas del Estado, poner en marcha una gestión económica transparente y eficaz incluso dentro de los cánones del capitalismo triunfante hoy, limitar la influencia de los antiguos colonialistas europeos que con su mentalidad retrógrada siguen actuando como grupo de presión no sólo cerca de las oficinas de cooperación occidentales, sino también corrompiedo a las elites locales para que las cosas sigan igual.- Ex refugiado guineano nacionalizado español.