La tentación del gueto
700.000 judíos franceses, angustiados por el antisemitismo y el ascenso de los ortodoxos
Numerosas voces expresaron ayer el temor de que el renacimiento de los viejos fantasmas antisemitas provoque en Francia un repliegue sobre sí misma de la comunidad judía. Las profanaciones de los cementerios de Carpentras y Clichy-sous-Bois han llegado en un momento en que muchos judíos franceses comenzaban a sentir lo que David Saada, presidente del Fondo Social Judío Unificado, llama "la tentación del gueto". Con 700.000 miembros, la comunidad judía francesa es la más importante de Europa occidental.
Antes de los macabros sucesos de los últimos días, el resurgir del antisiemitismo en su propio país y en la Europa del este, la crisis moral provocada por la intifada palestina y el desprestigio consecuente del modelo israelí y el cada vez más agrio debate entre laicos y religiosos habían causado ya un profundo malestar entre la comunidad judía de Francia.De los 700.000 judíos franceses, la mitad viven en París y alrededores y unos 120.000 en la región de Marsella. Considerados por la mayoría de sus compatriotas como "inteligentes", "amantes del dinero" y "un verdadero poder nacional e internacional", los judíos franceses practican una solidaridad comunitaria sin fronteras y están muy bien implantados en los negocios, las finanzas y los medios de comunicación.
Pese a su desahogada posición actual, los judíos franceses no pueden olvidar que durante la II Guerra Mundial 80.000 parientes suyos fueron asesinados por los nazis. Y lo que es más grave, que no pocos franceses colaboraron con entusiasmo en el holocausto.
A las angustias del antisemitismo se añaden las del gran debate provocado por el ascenso del rigorismo religioso. El despertar religioso de los judíos de Francia comenzó en los años sesenta y setenta, con la repatriación de los sefardíes de África del Norte. El fenómeno, que muchos creyeron temporal, no ha cesado desde entonces de ganar amplitud. París alberga hoy un centenar de sinagogas frente a una treintena hace 20 años, y cada día se abren en la ciudad nuevas carnicerías kosher, escuelas talmúdicas, casas de baños rituales y emisoras judías de contenido religioso.
Ortodoxia
La tendencia rigorista es cada vez más fuerte en las instituciones representativas de la comunidad judía. En 1988, Joseph Sitruk fue elegido gran rabino de Francia en su calidad de representante de la corriente ortodoxa. Todo el mundo reconoce la honestidad y erudición de Sitruk, pero los laicos creen que está tan preocupado por su acción religiosa en el seno de la comunidad que olvida el diálogo con los católicos, protestantes y musulmanes y con todos los poderes públicos.
El primer incidente serio entre laicos y religiosos se produjo en 1985, cuando René Sirat, entonces gran rabino, se negó a casar a Eric de Rothschild con una no judía. En los últimos tiempos han menudeado ese tipo de problemas. Las parejas mixtas y sobre todo sus hijos tienen serios problemas para ser aceptados por la comunidad. Si la madre no es judía, los niños no pueden acceder a, las escuelas confesionales, y en el caso de los varones, se les niega la circuncisión.
Según un reciente estudio del sociólogo Erik Cohen, un 15% de los judíos franceses son observantes estrictos, es decir, siguen al pie de la letra el sabat, la alimentación kosher y las otras prescripciones religiosas. Un 4.9% son tradicionalistas, o sea, respetan las grandes fiestas y un mínimo de reglas de alimentación e higiene. El 36% restante prescinde francamente de la religión.
Por las calles del barrio parisiense de Sentier no son raros los tipos con grandes barbas y negros sombreros y levitones. Sin embargo, Sentier no es aún el Brooklyn de los Lubavitch ni Mea Shearim la ciudadela jerosolomitana de los ultraortodoxos.
Conferencia de rabinos
"El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, repudió ayer la profanación de tumbas y afirmó que "todos nos sentimos judíos", en un mensaje enviado a la Conferencia de Rabinos Europeos que se celebra en Bruselas, y que fue leído ante una manifestación de 2.000 judíos. El comisario de Asuntos Culturales, Jean Dondelinger, comunicó a los 100 rabinos asistentes a la conferencia la indignación de la Comisión Europea por los hechos y afirmó que la diversidad europea se debe, en parte, a las aportaciones del pueblo judío.
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