Subasta de los frutos de la tierra en el Real Cortijo de San Isidro
La bendición de los campos y la tradicional subasta de los frutos de la tierra, en el pórtico de la iglesia, abren hoy en el Real Cortijo los festejos de su patrón, san Isidro, como marca la tradición.El programa de fiestas, cuyo coste supera el millón de pesetas, incluye también todo tipo de actividades culturales y deportivas para los 300 vecinos que habitan esta pedanía de Aranjuez, de 1.126 hectáreas, dedicada desde sus orígenes a la agricultura, aunque ya no sea ésta la única fuente de ingresos. Administrativamente depende de Aranjuez, aunque está regida por su alcalde pedáneo, elegido en las urnas.
El Real Cortijo se creó hacia 1770 por expreso deseo de Carlos III, quien al mismo tiempo que apasionado protector de las artes lo era también del fomento de la agricultura. El núcleo urbano en torno a la iglesia se construyó por el año 1772 y siete después ya era conocido con el nombre del Real Cortijo de San Isidro. Esta explotación llegó a contar en 1786 con 128.000 viñas y 25.000 vides. Sin embargo, pese a las inversiones realizadas por la corona, los ingresos eran siempre inferiores a los gastos y, por tanto, los resultados no correspondían a las esperanzas de aquel rey.
Zona de colonización
La desamortización de 1868 también afectó al cortijo y en el franquismo fue zona de colonización. Los colonos llegados de toda España, antes de la década de los cincuenta, recibieron una casa y dos fincas de secano y regadío de dos fanegas cada una, junto a una pareja de bueyes y simiente.
En la actualidad, las tierras del cortijo están divididas en explotaciones familiares agrarias que pasaron del padre al hijo mayor de cada colono, según ordenara años atrás el Ministerio de Agricultura a través del Instituto para la Reforma y el Desarrollo Agrario (IRYDA) como propietario del lugar. Una propiedad que empieza a segregarse y puede ser escriturada por los agricultores según este organismo va traspasando sus bienes. Si bien aún queda en sus manos la que fuera residencia real del cortijo, un edificio que guarda todo el sabor de la época.
El núcleo de población tiene como centro la iglesia barroca de San Isidro, a la que están adosadas las demás construcciones, la almazara, las cuadras, el lagar y unas 100 viviendas, la mitad aproximadamente realizadas en la época del rey Carlos III.
El Cortijo de San Isidro, según su alcalde, el independiente Pedro Torre García-Mochales, puede ser en un fúturo no sólo una explotación agrícola, sino el centro agroalimentario comarcal.
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