El COE se siente molesto porque los atletas puedan llevar distintivos especiales en Barcelona 92
Las declaraciones hechas el lunes por Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), sobre el permiso a los atletas catalanes, y por extensión a los de otras nacionalidades, para llevar distintivos singulares en las mangas durante los Juegos Olímpicos ha creado una tensa situación en el Comité Olímpico Español (COE), que hoy celebra su asamblea. La intención de Samaranch rebasa las limitaciones de la Carta Olímpica, aunque ésta se encuentra actualmente en revisión y podrían aún alterarse.
Según el artículo 51 de la reglamentación del olimpismo, se prohibe taxativamente cualquier tipo de escudo, incluso el nacional en los atletas participantes en los Juegos Olímpicos y sólo se admite el del correspondiente comité olímpico nacional. La Carta Olímpica, como expresión del espíritu que ha tratado de transmitirse desde el inicio de los Juegos Modernos, ha intentado evitar siempre, en lo posible, los nacionalismos, aunque no lo haya conseguido casi nunca.Pero la idea olímpica que ha transcendido a su reglamentación ha sido fundamentalmente la participación individual en los Juegos huyendo de los enfrentamientos nacionales y de las banderas. A este respecto cabe recordar el caso extremo de los Juegos de Moscú, en 1980, cuando se produjo el segundo gran boicoteo olímpico, tras el producido en Montreal cuatro años antes por la retirada de los países africanos que protestaban contra la participación de Nueva Zelanda, cuyo equipo nacional de rugby, los All Blacks, efectuaba una gira por Suráfrica.
En Moscú, con el boicoteo de Estados Unidos y los países de su órbita por la invasión soviética de Afganistán, 18 naciones, entre ellas España decidieron participar renunciando a su bandera y a su himno acogiéndose sólo a los símbolos olímpicos. En la ceremonia inaugural desfilaron tras los estandartes con los nombres de sus países.
Hoy, en la asamblea del COE, un sector puede pedir incluso un voto de censura para Samaranch por su actitud. El presidente del COI, que ya el lunes quiso quitar importancia a la iniciativa, es también miembro del organismo olímpico español, aunque rara vez acude a las asambleas. Anoche habló con Carlos Ferrer, presidente del COE, que le expresó su preocupación por el asunto. El COE se ha mostrado en todo momento en contra de dar cualquier tipo de oficialidad al Comité Olímpico Catalán (COC) y considera que esta salida parcial sólo viene a enturbiar la situación.
La exclusividad
El presidente del COC el convergente Josep Miró Ardèvol, se mostró ayer contrario a que todos los atletas que lo soliciten -y no sólo los catalanes- puedan llevar los emblemas distintivos de sus comunidades en los JJ OO de Barcelona. Manifestó que "si el acuerdo del COE significa café para todos estamos [el COC] en contra".Miró añadió que el sentido de la propuesta de Samaranch, hecha el sábado en presencia de Ferrer Salat y del secretario general del Deporte de la Generalitat, Josep Lluís Vilaseca, "no significaba la ampliación de la singularización al resto de comunidades autónomas". "La fórmula", precisó, "sólo es aceptable si es exclusiva para Cataluña; no caben en ella ni vascos, ni gallegos, ni ninguna otra comunidad autónoma", zanjó.
Miró, que defendió que la exclusividad de singularización para los atletas catalanes es un paso positivo para el reconocimiento del COC, destacó que la ampliación del distintivo a otros deportistas "sería como la armonización y la LOAPA".
Ferrer Salat, por su parte, afirmó ayer que la fórmula planteada, de ser aceptada, "sería aplicable tanto a los ciudadanos españoles como a los procedentes del resto de países".
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), a través de su secretario general, Ángel Colom, según la agencia Efe, tildó la singularización de "burda maniobra de distracción para impedir que el COC sea una realidad. Es una burla hacia el sentimiento nacionalista. Es inaceptable". Colom añadió: "Estas flokloradas no corresponden a las aspiraciones del pueblo catalán, que quiere un Comité Olímpico propio. Yo le diría al señor Samaranch que éste no es el camino".
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