Bares
Los bares ya no son lo que eran. Los bares contemporáneos ya no son aquel remanso de paz adonde acudían las parejas y se cogían la manita cuando no miraba el camarero.Algunas sólo se cogían la manita después de declararse su amor. Llegaban, por ejemplo, a las cinco de la tarde, pedían un café con leche y estaban dándole coba al café con leche hasta las diez de la noche. A esa hora reclamaban la cuenta, por favor", pagaban tras mucho rebañar calderilla por los bolsillos hasta que podían juntar el importe, le dejaban una peseta de propina al camarero, y el camarero proclamaba a todo el bar su entusiasmo por el agasajo: "¡Oh, con esta propina ya me falta menos para comprar el Mercedes!". Esto era en bares de cierto tono; en otros de menos tono, el camarero exclamaba: "¡Dinero que regalan!", y sus compañeros respondían a coro: "Iiiaaaciaaas!". Lo tenían muy bien ensayado.
Desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche daba tiempo para muchas cosas en los bares. El chico se declaraba a la chica en un sibilante susurro, la chica pedía moratoria para responder, a las siete daba el sí, se cogían de la mano, hacían planes de futuro, la chica quería tener cinco hijos y el chico ninguno, se peleaban, se reconciliaban, y vuelta a empezar. Así hasta las diez. Las tardes en el bar eran toda una vida reducida a escala.
Eso se acabó, claro. Los bares contemporáneos se han convertido en un alboroto, gran zarabanda, bramido de la cafetera soltando vapor, trasbarrás de vajilla, máquinas tragaperras cantando aquí estoy yo, televisión rompiendo tímpanos, camareros voceando "¡Un cortao, dos para leche y tres curasaneees!", gente pegando berridos para hacerse entender. .. Las parejitas no pueden concertar su amor en este estruendo, naturalmente, pues pregunta el chico: "¿Me quieres?", y responde a gritos la chica: "¡Yo como de todo!"
Éste es el motivo de que los jóvenes no se casen, ¿sabes?
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