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Pekín cierra varias ciudades de Xinjiang

El Gobierno de Pekín ha cerrado al turismo varias ciudades de la región autónoma de Xinjiang, que abarca el Turkestán chino, donde se han sucedido en los últimos días diversas manifestaciones de protesta de la población, mayoritariamente musulmana de la minoría étnica weigur. Informaciones no confirmadas, procedentes de turistas que han abandonado esa región, aseguran que en los enfrentamientos entre weigures y hanes (mayoría china) se ha producido una cincuentena de muertos.

Un portavoz del Gobierno autónomo, contactado desde Pekín por la agencia Reuter, confirmó que Kashar y otras ciudades situadas en los oasis de esta enorme región desértica, en cuyo corazón se encuentra el TakIimakán, han sido cerradas. Estos enclaves formaban parte de la llamada ruta de la seda, Por la que intercambian sus productos los comerciantes de Oriente y Occidente.El portavoz demintió las informaciones aparecidas en la Prensa occidental sobre la violencia de los enfrentamientos y las víctimas habidas a consecuencia de la intervención del Ejército Popular del Liberación. Sin embargo, el diario oficial, de la región, Xinjiang Ribao, en su número del miércoles, que llegó ayer a la capital china, se refiere a la lucha contra las acciones separatistas en la región. El periódico indica que en Yili, una ciudad fronteriza con la Unión Soviética, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha logrado "suprimir de forma inteligente una organización ilegal que pretendía dividir la unidad de la patria".

Al parecer los disturbios se originaron el pasado viernes después de que funcionarios chinos no lograran convencer a las autoridades religiosas de la necesidad de frenar la construcción de mezquitas.

Urumqi, capital de la región, continúa abierta a los extranjeros. Un comerciante japonés que ha permanecido en la ciudad ocho días aseguró ayer, a su vuelta a Pekín, que fue advertido por su chófer, chino, de que tuviera cuidado en su desplazamientos por Urumqi "debido a los disturbios" entre weigures y chinos. Al parecer, ninguno de los turistas llegados a Pekín vio directamente los enfrentamientos, pero todos afirman haber oído hablar de ellos y haber recibido órdenes de sus guías de no dejar el hotel.

La región autónoma de Xinjiang, que tiene una extensión cercana a los dos millones de kilómetros cuadrados, está poblada por 15 millones de personas, de los que la mitad son weigures (turcomanos), otro 15%, son kirguises, tajikos, cosacos y miembros de otras minorías nacionales de religión musulmana, y el resto, hanes (el 91% de los 1.100 millones de chinos son hanes).

Xinjiang tiene frontera con Mongolia, la URSS, Afganistán y Pakistán. Según las informaciones recibidas, los disturbios se han producido en áreas fronterizas con Afganistán y la URSS, país en el que habitan las mismas minorías musulmanas y que también sufre las con secuencias del integrismo y el nacionalismo islámico.

Organización ilegal

El Xinjiang Ribao no especifica dónde y cómo operaba la "organización ilegal" que ha sido suprimida, pero su informe es la primera confirmación oficia de la inestabilidad que padece la región. Los observadores consideran que después de la entrada de los tanques en la plaza pequinesa de Tiananmen, el pasado 4 de junio, para poner fin a las demandas de democratización de los estudiantes chinos -uno de cuyos líderes era el joven weigur Wuer Kaixi-, los disturbios de Xinjiang son los más graves a que se enfrenta el régimen de Pekín.

"En la actualidad Kashgar ofrece unas condiciones muy malas para poder recibir a los turistas extranjeros", afirmó un portavoz del Gobierno regional de Xinjiang como justificación del cierre de esa legendaria ciudad. Aksti, Khotan y Kuqa también han sido cerradas.

Desde que se produjeron los brotes nacionalistas en las repúblicas soviéticas de Tajikistán y Kirguizia, fronterizas con Xinjiang, China ha tratado de evitar el contagio.

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