El 'bloque constitucional'
Existen frases acuñadas en el debate político que tienen desigual fortuna. En algunos casos, y pese a insistentes campañas por imponer en el lenguaje cotidiano una determinada consigna, la frase no pasa de ser un latiguillo propagandístico o difamatorio que hay que sostener a cualquier precio, incluso del ridículo. Otras frases se han instalado con éxito en la vida política. Así, los partidos, al margen de programas concretos, huyen hoy del adjetivo conservador o revolucionario y se apuntan al de reformista; el sector minoritario de un partido prefiere denominarse sector crítico, y si ayer la palabra mágica fue cambio, hoy parece que es catarsis.Existen otras frases, sin embargo, que nacen con la polémica, son acogidas con protestas generalizadas y al poco tiempo empiezan a incorporarse al lenguaje político cotidiano y ocupan un sitio en las páginas de los diarios. Un ejemplo es el del llamado bloque constitucional, que agrupa al PSOE, CDS, CiU y PNV. La frase, acuñada por un dirigente socialista, suscitó las protestas de los dirigentes del Partido Popular y de Izquierda Unida, e incluso de los dirigentes incluidos en el citado bloque.
EL PAÍS, en algunas crónicas parlamentarias, viene utilizando esta denominación escrita en letra cursiva, lo que ha provocado la protesta de algunos lectores que ven en ello "un intento de legitimar por medio del lenguaje" una estrategia política de partido.
La queja, en opinión del ombudsman, es razonable, aunque, formalmente, el empleo de la cursiva, de acuerdo con el Libro de estilo, se utiliza para dar "un cierto énfasis o segundo sentido a determinado vocablo". Sin embargo, se precisa en el Libro de estilo que no debe abusarse de ese recurso tipográfico. "Un texto inundado de palabras en cursiva, o considera tonto al lector, o está escrito para iniciados".
Los redactores que han empleado la denominación bloque constitucional en sus crónicas señalaron al ombudsman que su intención había sido irónica, ya que el término, con esa intención, se ha convertido en un lugar común entre los informadores e incluso entre muchos políticos. Comprenden, sin embargo, los reparos de los lectores que exigen que no se asuma acríticamente una terminología acuñada con fines partidistas.
El caso del bloque constitucional no es más que uno de los muchos términos que contienen una cierta carga de contrabando ideológico. Existen otros, aparentemente más neutrales, que circulan con profusión por las páginas de los diarios. Alex Grijelmo, redactor jefe de formación y edición, maneja una lista que, sin querer ser completa, es bastante representativa. Como ejemplos cita "reajuste de precios" en vez de "subida de precios", "flexibilidad de plantillas" por "facilidades de despido", "excedente empresarial" por "beneficios empresariales", "refugiados" por "exiliados" o "fugitivos", "desequilibrios territoriales" por "desigualdades regionales" y "ejecución" por "asesinato".
Extrapolación equivocada
Antonio Félix Vallejos ha escrito para protestar por lo que considera una flagrante contradicción, publicada el pasado 20 de marzo en la sección de Internacional. José María Martí Font y Hermann Tertsch, en una crónica de Berlín, comentaban los resultados de las elecciones que tuvieron lugar el domingo 18 de marzo en la República Democrática Alemana. "Los resultados del domingo", afirmaban en su crónica, "han sorprendido a todos, pero sería un gran error intentar extrapolarlos a un posible contexto panalemán".
El lector subraya que la crónica venía, a pesar de ello, ilustrada por un gráfico en el que se hacía la extrapolación y se dibujaba el hipotético arco parlamentario de una Alemania unida.
"Si sumamos el 37% de los votos obtenidos por el SPD occidental en la RFA en enero de 1987 y el 21,84% de los votos obtenidos por el SPD oriental en la RDA en marzo de 1990, y dividimos el resultado entre dos, resultará que los socialdemócratas cuentan con el respaldo del 29,42% del total de votantes en unas hipotéticas elecciones en una Alemania unida. Y esto es lo que aparece en el gráfico. Pero afirmar esto es suponer, entre otras muchas e importantísimas cosas, que el total de votantes (en números absolutos) en las elecciones de enero de 1987 en la RFA es idéntico al total de votantes en las elecciones de marzo de 1990 en la RDA, o, lo que es lo mismo, que tres es igual a uno".
El lector apunta, con razón, a la diferencia de población de las dos Alemanias, dato que, curiosamente, aparecía en el gráfico, pero que no se tuvo en cuenta al hacer la equivocada extrapolación.
El teléfono directo del ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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