Aznar se compromete a que la llegada del PP al poder se haga "sin traumas y sin peligros"
José María Aznar, presidente del Partido Popular (PP), inauguró ayer su mandato con la oferta de "un proyecto de libertad" apoyado en un mensaje moralizador, de ilusión y, sobre todo, tranquilizador para alejar la idea de que la llegada al poder de los populares pueda suponer "traumas o peligros". Aznar, elegido con apenas unas decenas de votos en blanco entre más de 2.000 papeletas favorables, clausuró en Sevilla el décimo congreso de su partido con un discurso llamativamente similar al utilizado por el secretario general del PSOE, Felipe González, en la campaña que le llevó al triunfo en 1982. Incluso utilizó frases idénticas a las de González, como aquélla de "la recuperación del amor por la obra bien hecha" o la llamada "a no tener miedo a la libertad".
El Partido Popular tenía como objetivo utilizar este décimo congreso como plataforma que le situara en la línea de salida para recorrer el camino que les haga pasar de alternativa a ser Gobierno en las próximas elecciones legislativas. Pero, además de consagrar a José María Aznar como líder por expreso deseo de Manuel Fraga, la formación conservadora acudió a Sevilla con la expectativa de recibir los primeros frutos en las elecciones andaluzas de junio y en las próximas municipales y autonómicas de 1991.Correspondió Manuel Fraga el papel de crítico del actual estado de cosas, lanzado fuertes diatribas a los socialistas, en tanto que Aznar se situaba por encima de la lucha política, aceptaba el diálogo con el Gobierno -"lo que no significa sumisión", aclaró- y ofrecía a la sociedad un décalogo exento de toda concreción, que bien pudiera denominarse ideario o principios inspiradores del nuevo proyecto Popular.
Las ideas-fuerza que utilizó el recién investido presidente del PP recordaban poderosamente los principales mensajes que lanzó Felipe González con éxito en 1982. Pero antes de dirigirse a la sociedad tranquilizó a los posibles reticentes de su partido al asegurar que su actuación personal iba a parecerse a la seguida por el presidente fundador, Manuel Fraga.
Mensaje tranquilizador
"En él he visto siempre la abnegación, la entrega, la hombría de bien y el sufrimiento, y eso es lo que yo quiero ofrecer", afirmó el joven político, escuchado en silencio por los compromisarios, entre los que se encontraba en calidad de invitado el ex ministro de UCD José Pedro Pérez Llorca.
Enseguida comenzó su intervención de cara a la sociedad con un discurso en el que rezumaba mensajes moralizantes, sin olvidar referencias tranquiliz adoras para que nadie piense, dijo, que un Gobierno del Partido Popular puede causar "traumas o peligros en la sociedad". Esto es lo que hizo con reiteración el PSOE en 1982 ante el temor de que la perspectiva de un Gobierno de izquierda provocara miedo entre los españoles. "No hay que tener miedo a la libertad", dijo ayer Aznar como también lo decía Felipe González hace ocho años. Las alusiones a la ética como condición imprescindible para los gobernantes se puede poner en parangón con aquel "estilo ético de gobernar" que proclamaba González, así como la recuperación del "amor por la obra bien hecha" que también proclamaba el líder socialista y que ayer defendió José María Aznar.
El presidente del PP, que dijo hablar a sus militantes "desde la reflexión y no desde la emoción" -González suele repetir que habla "desde la razón y desde el corazón"- animó a los compromisarios a deshacer esa idea de que un Gobierno del PP sólo puede llegar a ser realidad en coalición con otras fuerzas, y les puso en la tarea de ganar por sí mismos las elecciones y, por tanto, de ganar en votos al PSOE.
Aznar mostró ayer su disposición al diálogo con el Gobierno, "pero en serio y no confundiéndolo con sumisión", aunque dejó patente que su partido no va a renunciar al control del Ejecutivo, a la exigencia de responsabilidades políticas, y en este contexto situó,a la que haya podido incurrir el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra por las posibles irregularidades de su hermano.
José María Aznar dio por sentado que el proyecto socialista "está agotado". Incluso llegó a considerar que al día de hoy el resultado de las elecciones del pasado 29 de octubre a perdido cierta validez. "Hay que concluir que no hay un partido, ni dirigentes de ese partido capaces de asumir los retos que se presentan", manifestó Aznar.
El líder conservador recordó los principios que han inspirado al PSOE, tales como la consecución de la hegemonía política, del respaldo de un bloque social de progreso y del poder político. Y añadió: "De esos elementos ya no tienen ni hegemonía, ni les apoya ese bloque social, y tan sólo les queda detentar el poder político".
En un ambiente alegre pero sin excesivas alharacas, dado el estilo austero castellano-leonés que Aznar reivindicó para sí, se clausuró este congreso en el que parece que sus organizadores vieron colmados sus objetivos, que no eran otros "ofrecer a los españoles un gran proyecto de libertad y solicitar su confianza", según palabras de Aznar.
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