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Helmut Kohl felicita a Ernst Jünger por su 95º cumpleaños

El escritor y filósofo alemán Ernst Jünger, que cumplió ayer 95 años, fue felicitado por uno de sus más fervientes admiradores, Helmut Kohl. El canciller de la República Federal Alemana, en una carta pública asegura que su obra "da testimonio de una curiosidad interminable al expermentar sin límites la percepción sensual con gran valor y audacia". Jünger -un documento vivo del siglo XX- fue visitado hace poco más de una semana por Kohl y Felipe González en su casa de Wilflingen, en las cercanías de Constanza donde tuvo lugar la cumbre hispano alemana.La figura enhiesta del escritor, vestido con un impecable terno azul, sorprendió a propios y extraños cuando salió por la puerta de su casa el pasado día 21 para recibir personalmente a los dos jefes de Gobierno que le rendían homenaje con su visita. Ni de lejos aparenta que solo le falten cinco años para cumplir un siglo. Dicen, las malas lenguas, que su salud de hierro se debe, precisamente, a la cantidad de ese metal que le surca las carnes.

Combatiente durante la Primera Guerra Mundial, condecorado varias veces por su valor, Jünger fue herido en no menos de 14 ocasiones, y algunos de esos trozos de metralla siguen aún en su cuerpo. Esta experiencia le marcó de por vida y orientó su obra hacia la observación tanto del placer como de la muerte. Esta combinación, este amor por el peligro, ha hecho que algunos críticos lo sitúen junto a otros contemporaneos como Ernest Hemingway o Saint-Exupery.

Es en el periodo de entreguerras cuando publica su libro quizás más importante, El corazón aventurero, en el que realiza un retrato sombrío de una civilización burguesa consciente -despúes de la catástrofe de la Gran Guerra- de que ya no es más dueña de si misma.El que junto con Thomas Mann, Gottfried Benn y Bertold Brecht, está considerado como el mayor representante de la literatura alemana contemporanea, no se libró de atravesar los años negros del nazismo. Pese al respeto con el que el régimen hitleriano le trató en un principio, la publicación en 1939 de su libro Los acantilados de mármol, provoca la irritación de los jerifaltes nazis.

Su figura, que desde el fin de la guerra se ha mantenido en el papel de un observador neutral de la sociedad alemana, se ha ido engrandeciendo con los años. Por eso, la posibilidad de ser tal vez utilizado por los políticos, concretamente por el canciller Kohl, no parece afectarle. Para Kohl, Jünger, "con el don del entomólogo para la observación sutil, se ha ocupado de los pensamientos de toda una época".

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