La fiscal pide 46 años de cárcel para el brigada Peregrín
JULIO M. LÁZARO La fiscal de la Audiencia de Madrid Teresa Gálvez, que ejerce la acusación contra el brigada Rafael Peregrín, elevó en un año más su petición de 45 años de prisión para el procesado, al considerar que en la violación de la joven María de los Ángeles M. B. concurrieron las agravantes de nocturnidad y despoblado. La fiscal mantuvo que la joven, tras ser violada y vejada por Peregrín, fue expulsada violentamente del coche de su agresor con intención de matarla. La acusación particular, por su parte, acusó a Peregrín de haber violado "sádica y despiadadamente" a su víctima. El abogado defensor intentó demostrar la imposibilidad de una violación en la parte trasera de un R-21 y dijo que si el militar lo consiguió "es un artista".
El Juicio contra el brigada de Caballería Rafael Peregrín quedó ayer visto para sentencia con la presentación de las conclusiones de las partes. Begoña Lalana, acusadora popular en representación de la Comisión Antiagresiones del Movimiento Feminista, elevó su petición de penas de 49 a 64 años. Por el contrario, Juan Baeza, acusador particular en nombre de María de los Ángeles M. B. , redujo su calificación de 79 a 7,4 años.El abogado defensor, Emilio Rodríguez Menéndez, que ayer reconoció que había "confundido" a este periódico al informar que modificaría sus conclusiones para pedir de dos a siete años de prisión en vez de la libre absolución, presentó un escrito en el que admite que Peregrín cometió un delito de abusos deshonestos y otro de imprudencia punible, por los que pidió dos años, diez meses y dos días.
Secuelas
El defensor consideró que Peregrín debe indemnizar a la joven con 900.000 pesetas por los 230 días que tardó en sanar de sus lesiones y con otros tres millones por las secuelas. Según el defensor, tales secuelas consisten en una cicatriz retráctil desde la región sacra a los márgenes del año, producida por el atropello que sufrió la víctima tras su agresión sexual.
La fiscal, tras la descripción de lo que calificó de "paliza salvaje", recordó que la joven había acusado al brigada de penetrarla con los dedos por el ano mientras la sujetaba por el pelo. "Ella fingió estar desmayada para que la dejase en paz. Pero él siguió golpeándola en el estómago para que se moviera y conseguir satisfacer su excitación erótica". Según la fiscal, Peregrín, tras parar dos veces para golpearla de nuevo, optó por introducirla otra vez en el coche y lanzarla "intencionadamente" a la calle.
El acusador particular acusó a Peregrín de haber violado a su víctima "con una fuerza brutal y despiadada". Dentro de lo que describió como labor sádica" de Peregrín, dijo que éste le introdujo los dedos en la vagina "para facilitar la penetración". Baeza insistió en que Peregrín meditó "fría y reflexivamente cómo deshacerse de su víctima". Finalmente decidió "arrojarla desde el coche, realizando un derrape para atropellarla".
La acusación pública aseguró que Peregrín trató de presentar a su víctima como "una casquivana de vida alegre" e insistió en su tesis del asesinato con alevosía porque el procesado, dijo, adoptó "una postura absolutamente cobarde".
Emilio Rodríguez Menéndez, trató de demostrar la imposibilidad de la violación "en la parte trasera de un R-21". "Debido a la distancia entre los asientos y contando con la oposición de la víctima, es imposible realizar el acto sexual, o el señor Peregrín es un artista".
Rodríguez Menéndez aseguró que si Peregrín se refirió al lugar donde ocurrieron los hechos como "un picadero" fue porque 11 como es brigada de caballería está acostumbrado a expresarse en esos términos". Con todo, admitió que su defendido "quiso abusar de una mujer y ése es un acto cobarde y rechazable".
Al final del juicio, sobre las 00.15 horas de hoy, Peregrín pidió disculpas a su víctima por el daño que pudo ocasionarle.
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