La obra para guitarra de García Abril
La Sociedad Española de Guitarra inauguró su IV Festival Internacional Andrés Segovia con un monográfico dedicado a Antón García Abril (Teruel, 1933) e interpretado por Gabriel Estarellas (Palma de Mallorca, 1952). García Abril es el compositor de su generación que ha mostrado mayor interés por la guitarra, como en generaciones anteriores lo hicieran Rodrigo y Turina.Si no me equivoco, García Abril escribe su primera página guitarrística en 1964 (Tres movimientos), y a partir de entonces no ha abandonado el singular medio sonoro, tan entrañado en la sustancia de gran parte de la música española.
Los conciertos con orquesta (Aguediano, Homenaje a Sor y Mudéjar) vertebran una larga producción, siempre presidida por una voluntad certera: la de ceñirse a los imperativos técnicos, sonoros y expresivos del instrumento transmisor. "El pozo negro con viento en vez de agua" que para Gerardo Diego era la guitarra, es, de suyo, misterioso y fugitivo. Apresarlo, aquí y ahora, desde un criterio plurimelódico, un lenguaje armónico conectado con las sonoridades naturales de la guitarra y un españolismo de carácter que sólo excepcionalmente se sirve del dato concreto, constituyen las líneas maestras de la obra guitarrística del nuevo músico de los años cincuenta, hoy catedrático y académico.
Festival Internacional Andrés Segovia
Gabriel Estarellas, guitarrista. Obras de García Abril. Auditorio Nacional. Madrid, 15 de marzo.
Búsqueda de su belleza
En Vademécum, colección de 24 piezas en las que, sin mengua del valor artístico, encontrará el estudiante de hoy todos los arduos problemas de ejecución que presenta la escritura guitarrística, García Abril muestra su dominio, sin dimitir de la búsqueda de su belleza y de su aparente espontaneidad.Evocaciones, otra serie de piezas, sirven al compositor para rendir culto a figuras admiradas desde la doble perspectiva de su sentir personal y el condicionamiento guitarrístico. Madariaga, García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y, Miguel de Unamuno son destinatarios de estas variadas, refinadas, bien pensadas y resueltas Evocaciones. En fin, escuchamos la Fantasía mediterránea, que nos habla de una de las inclinaciones constantes del músico: el mar abierto, el lujo de la claridad, el cielo casi blanco y la sierra casi azul.
Gabriel Estarellas fue desgranando con nitidez y exacta identificación los pentagramas de García Abril en su forma general y en todos los detalles de cada itinerario guitarrístico. Y los adictos al instrumento aplaudieron con fervor a intérprete y compositor. Del uno tuvimos su honda musicalidad; del otro, el polo de un actitud creativa que nos deparará quizá un polo opuesto en la futura ópera sobre Divinas palabras, de Valle-Inclán.
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