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UNA NUEVA EUROPA

El líder de la coalición de la RDA avalada por Kohl cae víctima de su pasado como confidente policial

JOSÉ M. MARTÍ FONT ENVIADO ESPECIAL El líder de la derecha de la República Democrática. Alemana (RDA), el ahogado Wolfgang Schnurr, se retiró ayer formalmente como cabeza de lista de su partido -Despertar Democrático (DA)- tras admitir que eran ciertas las acusaciones que le identificaban como informador de la Stasi, la temida policía política del derrocado régimen neoestalinista. "Estamos afectados y tristes, pero no queremos esconder la verdad", dijo el secretario general de DA, Oswald Wutzke, ante más de 100.000 personas, que se habían reunido en Leipzig para escuchar el último mitin del canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl, en la campaña para las elecciones del domingo en la RDA.

La euforia que desplegaban los asistentes al cierre de campana de la Alianza por Alemania (AA), la coalición de tres partidos conservadores apadrinada por Kohl, se apagó por unos instantes. Al fondo de la gran plaza Karl Marx de Leipzig, un nutrido grupo de militantes del reformado partido comunista (PDS) agitaban banderas con el escudo de la RDA y silbaban a pleno pulmón. A continuación se produjeron algunas escaramuzas sin mayores daños. Sin embargo, el presentador de los oradores dio entrada el canciller Kohl y acertó con la frase exacta para aquel instante. Ayer, 13 de marzo, se cumplía el aniversario de la muerte de Carlos Marx", dijo. "Hoy 14 de marzo, enterramos sus ideas".La multitud rugió: "Helmut, Helmut". El canciller, por su parte, elaboró un discurso emotivo y tras elogiar al líder polaco Lech Walesa, afirmó: "Al igual que en los últimos años hemos enterrado la enemistad secular con Francia, ahora tenernos que hacerlo con Polonia". Sus peores críticas fueron para con la socialdemocracia, a la que acusó de connivencia con el antiguo régimen comunista, mientras que intentó contrarrestar lo que llamó "la política del miedo", que proclaman quienes quieren que nada cambie.

Kohl defendió enconadarriente a Schnur al surgir las prirrieras informaciones sobre sus labores como confidente de la temida Stasi. Hasta ayer, Schnur había negado rotundarriente las acusaciones y expresiado una gran confianza en sí mismo. "Aquí está el próximo jefe del Gobierno", dijo de sí mismo hace unos días.

La terquedad con que las encuestas muestran como el reformado partido comunista de Gregor Gysi (Partido del Socialismo Democrátido, PDS) aguanta en una sólida tercera posición, junto con el escándalo protagonizado por Schriur han marcado los últimos días de la campaña electoral en la RDA, a la espera de que aparezca por Berlín -tal y como ha prometido- el ex presidente norteamericano Ronald Reagan para apoyar a los liberales.

Más de 50.000 personas se reunieron el martes en el campo de fútbol de Ncubrandemburg para asistir al único mitin en el que se ha dignado hablar el actual primer ministro de la RDA, Hans Modrow. La pequeña localidad de Meckleburgo sirvió para que se pudiera comprobar la fuerza ascendente del renovado partido comunista (PDS) en la recta final de la campaña. Los asistentes, que aplaudieron a rabiar todos los chistes y referencias de Modrow contra el canciller Kohl y contra la prepotencia de los partidos occidentales, eran el mejor ejemplo de cómo en estos últimos días el papel del PDS está creciendo a marchas forzadas.

Sentido del humor

Con una campaña insólita, armada de grandes dosis de humor y desprovista de pretensiones, el partido del joven abogado Gregor Gysi está adueñándose de la práctica totalidad de los votos de quienes desconfían de lo que les llegará del otro lado del Elba. "Don't worry, take ít Gysi", así, escrito en inglés, es una de las pegatinas repartidas por el PDS que mayor éxito ha obtenido, especialmente entre la gente joven que utiliza el eslogan como saludo informal.

Mientras tanto, después de una subida vertiginosa, en los cuarteles generales de la coalición conservadora, la Alianza por Alemania, parece haber sentado mal la altura. Primero fueron las querellas internas entre la Unión Cristiano Demócrata (CSU), Despertar Democrático (DA) y la Unión Social Alemana (DSU), que impidieron la formación de una lista única. Ello va a significar la pérdida de un determinado porcentaje, no excesivo dada la proporcionalidad de la ley electoral, pero sí suficiente para impedirles alcanzar a los socialdemócratas.

Por si esto fuera poco, el tema principal y casi único de la campaña conservadora, la intoxicación deliberada que asociaba al nuevo Partido Socialdemócrata (SPD) con el viejo partido comunista (SED) de Erich Honecker, que había permitido prácticamente a la Alianza por Alemania alcanzar al SPD en los sondeos, se ha caído estrepitosamente hecho añicos.

El SPD se apresta ya a presidir un Gobierno de coalición que tendrán que compartir con la alianza conservadora y, tal vez, también con los comunistas reciclados de Gysi. Su líder, Ibrahim Böhme, acusó a los conservadores de "haber agriado la campaña" y a la DSU de estar "trufada de Stasi". La verdad es que el caso Schriur ha venido a dar la razón a los socialdemócratas que hace ya tiempo respondían a la campaña de intoxicación conservadora diciendo: "¿Dónde mejor que en la derecha se puede esconder un policía político?".

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