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El canal de televisión 'porno' italiano cancela el comienzo de sus emisiones regulares

Juan Arias

La cadena de televisión PAY-TV, de erotismo, creada en Bientina, un pueblecito de la provincia de Pisa, por un empresario que había trabajado en la revista católica Familia Cristiana, no ha iniciado sus emisiones, pese al anuncio en sentido contrario. Los promotores de PAY-TV se anticiparon a difundir que habían conseguido más de 50.000 suscriptores, que han pagado 30.000 pesetas por un año, antes de comenzar sus emisiones.

La cancelación del estreno del canal porno italiano ha suscitado comentarios dispares en la Prensa. Unos apuntan a que los propietarios de la televisión han recibido presiones tanto por parte de la jerarquía eclesiástica como de las fuerzas políticas. Se ha susurrado que el Ministerio del Interior estaba ya preparado para secuestrar los decodificadores.Todo ello ha llevado al diario La Stampa de Turín a dedicar la apertura del especial Societá-Cultura del domingo a analizar la hipocresía que existe a la hora de abordar el problema del porno, una realidad, afirma Claudio Altorocca, "ignorada en su dimensión real o condenada, pero no estudiada".

El diario turinés ha hecho una investigación sobre el porno, que juzga "interesante", y que revela "la desproporción que existe entre la carencia de conocimiento que se tiene del fenómeno y el clamor que suscita".

Libre circulación

Curiosamente, del sondeo se desprende que en Italia disminuye a pasos forzados el fenómeno de los cines de luz roja (en Milán han cerrado ya tres de ellos), las revistas de porno duro y los vídeos de este tipo. Por lo que se refiere a estos últimos, el descenso de ventas, según Arnaldo Albini, secretario nacional del sindicato SNAV, que agrupa a las 4.000 empresas de vídeos italianas, se debe más bien a la severidad de la magistratura, que los persigue y que no permite su libre circulación. O bien a la competencia de ciertas televisiones privadas, de las cuales cuatro de ellas de Milán, por ejemplo, emiten por la noche fragmentos de películas porno.

Por el contrario, Michele Capozzi, un doctor en sociología que ha realizado una investigación antropológica para probar que no existe una relación entre pornografía e instigación a la violencia -"al revés", dice, "para mí, la pornografía es liberadora"-, piensa que el fenómeno de la crisis de los vídeos porno se debe al hecho de que ahora los que desean el porno no son sólo el público de la raincoat crowd, es decir, los puros exhibicionistas, sino también la "gente culta, exigente, que no quiere sólo el wall-to-wall, es decir, el cuerpo a cuerpo, sin trama, arte ni ironía".

Capozzi, que acaba de asistir en Las Vegas a los oscars que se conceden a los cines de luz roja, afirma que en América "el porno es una industria seria" y que se están poniendo las bases para un nuevo género de pornografía "más cultivada e inteligente".

En Italia se calcula que son medio millón los consumidores de porno habituales, y ocasionales, tres millones, que facturan 150.000 millones de pesetas. Pero de este planeta de consumidores del porno, dice La Stampa, "se desconoce todo".

Según el conocido escritor Fernando Camon, la pornografía en Italia es sólo "una respuesta desviada a una petición de sexo" y nace de "una mala educación moral y sexual". Y añade: "La sexualidad es muchas veces infeliz porque es víctima de un tabú y del sentimiento de culpa. La nuestra es una sociedad esquizofrénica, en la que todo esta permitido y todo prohibido al mismo tiempo".

El sexólogo Giorgio Abraham propone una tesis curiosa: que a través del consumo de la pornografía se refuerza la monogamia conyugal. "Por miedo al SIDA, además, muchas parejas en vez de fugarse o cometer adulterio se quedan en casa gracias a la pornografía. Y yo no veo nada de malo en ello".

El psicoanalista Aldo Carotenuto afirma que los países que prohíben la pornografía lo que intentan es camuflar la poca calidad de la vida de sus ciudadanos. Según La Stampa, en contra de lo que podría pensarse son muchas las mujeres de cierta edad que compran revistas porno para dárselas a sus maridos.

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