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'Pakito' y 'Waldo' comparten la dirección de ETA, según un informe de la policía enviado al juez Garzón

Francisco Múgica Garmendia, Pakito, de 36 años, y José Javier Zabaleta Elósegui, Waldo, de 39, comparten la dirección militar de ETA, según el informe remitido por la Comisaría General de Información al juez Baltasar Garzón. El titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional intenta procesar a la cúpula de ETA por haber dado la orden de atentar contra la sede de la Dirección General de la Guardia Civil. El hecho tuvo lugar el 22 de octubre de 1988, al hacer explotar un coche bomba que causó la muerte del niño de dos años Luis Delgado y del directivo de largometrajes de TVE Jaime Bilbao, además de originar graves heridas a más de una veintena de personas.

El magistrado ya ha incorporado el informe profesional y técnico sobre el organigrama de la organización armada al sumario abierto por el citado atentado. Sin embargo, en el juzgado no se han recibido todavía los datos solicitados sobre las conversaciones de Argel, acerca de quiénes eran los interlocutores por parte de ETA y quién tenía capacidad de decisión. La policía española considera que el máximo dirigente etarra es Pakito, un histórico del grupo terrorista que controla el aparato militar, ayudado por Waldo y Jesús Arcauz Arana, Josu de Mondragón, y por tanto son los hombres fuertes de la organización. Pakito es el más caracterizado representante de la línea dura de ETA y accedió a importantes cotas de poder tras la detención de Santiago Arróspide Sarasola, Santi Potros. En la actualidad domina la infraestructura de información y dirige el aparato militar.Waldo, procedente del sector nacionalista, es el responsable de los comandos legales (no fichados por la policía), mientras que Josu de Mondragón, que fue encargado de coordinar las instrucciones que impartía Santi Potros al frente del aparato militar, se hizo cargo de la organización de los comandos de liberados (a sueldo de ETA).

Los otros dirigentes con peso específico en ETA, según el informe remitido, son José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, de 39 años (en la fecha del atentado no había sido todavía detenido, era el anterior número uno y tenía el control del aparato político); José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, de 36 años, nuevo ideólogo del grupo, encargado de la redacción de los comunicados tras la caída de Elena Beloki; Faustino Estanislao Villanueva Herrera, Txapu, de 37 años, con funciones de coordinador del aparato de seguridad, y José María Arregui Erostarbe, Fitti, de 43 años, responable de la logística, considerado como el máximo especialista de EETA en explosivos.

Los datos aportados a la investigación tienen como finalidad llegar a procesar a la cúpula de ETA en delitos importantes. Suele darse el caso de que como responsables de los grandes atentados sólo se condena a los autores materiales, puesto que son los únicos que llegan a ser detenidos en España, pero no a los dirigentes etarras que, de acuerdo con el Código Perial, podrían ser condenados como autores por inducción.

El atentado contra la Dirección de la Guardia Civil constituye cuando menos delitos de atentado terrorista, dos asesinatos consumados, varios asesinatos frustrados, lesiones y estragos, entre otros. La dirección de ETA se responsabilizó de este atentado, tres semanas después de cometerse, en una entrevista que concedió al entonces director de Diario 16, Pedro J. Ramírez. El periodista fue citado a declarar por el juez, pero se acogió al secreto profesional para no revelar qué dirigentes componían la ejecutiva. Sin embargo, Ramírez ratificó que sus interlocutores habían sido los miembros de la cúpula de ETA, y que éstos habían ordenado y asumido el atentado. La investigación del juez pidió entonces a Interior todas las pruebas de que dispusiese sobre la cúpula de ETA.

Magma de división

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En medios políticos vascos se ha destacado el momento de conflicto que se vive en el seno de ETA, que ha llegado a ser calificado de magma de división. En estos mismos medios se ha puesto de manifiesto que el poder, evidentemente, lo ostentan los que tienen o controlan las pistolas. Hay históricos que parecen tener ahora mayor influencia, como Isidro Garalde, Mamarru, de 39 años (puesto en libertad en enero, pero confinado. en la localidad de Gueret), y otros, como Eugenlo Etxebeste, Antxon, que han perdido terreno en favor de los jóvenes que se encuentran en Francia. En medios policiales se da por hecho que el número de comandos de ETA se ha reducido sensiblemente. Aunque se desconoce el número exacto, la policía piensa que prácticamente no existen comandos legales de acción. El sistema de funcionamiento de ETA ha cambiado de un tiempo a esta parte. Hace tres o cuatro años, la organización situaba un comando en una zona, Madrid, Barcelona, Vizcaya, Guipúzcoa, Alava o Navarra, y lo mantenía operativo hasta que era detenido. Reemplazaba a los militantes quemados, pero los sustitutos heredaban los pisos y el material que les dejaban, así como los contactos con los miembros de la infraestructura. La actividad de los legales, además, tenía entonces gran importancia.

En la actualidad, ETA mantiene infraestructura de apoyo para comandos en Madrid, Vizcaya o Guipúzcoa, pero los atentados los realizan liberados que entran en España para la ocasión y vuelven a Francia. Por otro lado, la dirección ha tenido que aprender desde hace pocos años a vivir en Francia en la clandestinidad. Por ello los dirigentes se reúnen en muy contadas ocasiones y tienen importantes dificultades de comunicación entre ellos.

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