Una mujer en El Paso
Pocos días después de la muerte del crítico Manuel Conde, desaparece la artista Juana Francés, ambos muy relacionados con El Paso, el grupo español de vanguardia más importante tras la guerra civil. Fundado el año 1957, la mayoría de sus componentes lograron realizar una obra individual que está entre las mejores del arte español contemporáneo. Salvo Manolo Millares, que murió prematuramente el año 1972, el resto de sus componentes habían continuado con su trabajo hasta fechas recientes, enlas que desgraciadamente han ido desapareciendo Manuel Viola, Pablo Serrano, Manuel Conde y, por último, Juana Francés. Su simple mención, junto a la de Antonio Saura, Rafael Canogar, Martín Chirino, Luis Feito, Manuel Rivera y Antonio Suárez, habla por sí misma sobre el valor de conjunto.Juana Francés, nacida en Alicante el año 1929, fue la única mujer del grupo. Estuvo entre los fundadores, aunque pronto se retiró, pues decidió abandonar El Paso, junto con Rivera, Suárez y su marido, Pablo Serrano, antes de concluir el año 1957. La vida artística de Juana Francés, sin embargo, no empezó ni concluyó con su participación en esta interesante aventura, a la que llegó tras llevar a cabo varias exposiciones individuales, la primera de las cuales data de 1952. Desde entonces, no dejó de trabajar y de exponer periódicamente dentro y fuera de nuestro país.
Inquietudes vanguardistas
Dotada de una acusada sensibilidad artística, Juana Francés estudió música antes de hacer la carrera de Bellas Artes y dedicarse a lo que sería su vocación definitiva: la pintura. En los 40 años de actividad artística, la evolución de Juana Francés estuvo siempre vinculada a inquietudes vanguardistas, que la llevaron desde una figuración inicial realista, hasta sus etapas de abstracción y de una neofiguración relacionada vagamente con el expresionismo y el pop. En realidad, no dejó nunca de trabajar, aunque, tras casarse con Pablo Serrano, voluntariamente se retiró del primer plano de la proyección pública.
Por otra parte, el nombre de Juana Francés se encuentra en casi todas las convocatorias relevantes del arte de vanguardia de nuestro país durante la década de los 50, desde la Primera Bienal Hispano-Americana (1951) hasta la Bienal de Venecia de 1954, y, naturalmente, la constitución de El Paso. Asimismo, como algunos otros artistas españoles de aquel momento que deseaban conectarse con el panorama internacional, Juana Francés pasó por París gracias a una de esas entonces providenciales becas que concedía el Gobierno francés. Es, por tanto, lógico que hayan escrito elogiosamente sobre su obra los críticos más importantes de nuestro país, desde Manuel Conde, que fue el que primero llamó la atención sobre su potencial creativo, hasta Cirilo Popovici, Moreno Galván, Aguilera Cerni, Gaya Nuño, Camón Aznar, Figuerola Ferretti, Ramón Faraldo, Castro Arines, Sánchez Marín, Campoy, Alfaro, etcétera, así como alguna destacada pluma extranjera, como las de Lassaigne o Cabanne. Por último, recordemos que artista ella misma, Juana Francés, además de mujer de Pablo Serrano, era la madre del escultor Pablo Bartolomé Serrano.
Babelia
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