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Madrid no quiere ser Glasgow

La programación de la capital cultural de Europa 1990 no llama la atención de los ediles madrileños

Cuentan que a principios de siglo en Glasgow hubo una gran exposición que las autoridades quisieron aprovechar para mejorar la ciudad. Alguien propuso poner góndolas en el río Kelvin, que pasa cerca de la Universidad. Y cuentan que un concejal se opuso ante el peligro, según dijo, de que las góndolas tuvieran crías y su reproducción no pudiera ser controlada. Este año Glasgow es la capital cultural de Europa y aprovecha la ocasión para terminar una importante rehabilitación urbana comenzada hace 30 años. Pero si este cambio urbanístico ofrece ejemplos a seguir, su programación cultural no ha llamado la atención de los responsables municipales madrileños. En el parque del Retiro hay barcas desde hace muchos años.

Glasgow era hace 30 años un importante centro industrial con una población que superaba el millón de habitantes. Según recuerdan sus habitantes, las fachadas de las casas eran -más que estaban- negras, y la ciudad era una de las menos atractivas de Gran Bretaña. Fue entonces cuando sonó la alarma y se decidió cambiar la faz urbana. Para ello se aprovecharon desde las leyes de protección del medio ambiente hasta las crisis de los astilleros y de las industrias pesadas.El cierre de empresas y las altas cifras de paro fueron aprovechados para crear nuevos núcleos de población e industria separados de la población. Hoy Glasgow cuenta con unos 720.000 habitantes y pugna por convertirse en un centro de servicios.

Las casas han sufrido una rehabilitación, interna y externa y se han visto afectadas por leyes protectoras que incluso regulan la poda de árboles en los jardines privados. Los edificios públicos están terminando de ser rehabilitados o transformados en nuevos centros culturales y comerciales. Gracias a esta política, los sótanos existentes en la estación Central se convertirán en abril en la sede del Glasgow's Glasgow, un museo de la ciudad que, junto al gran auditorio de conciertos que estará terminado en octubre, será uno de los más importantes equipamientos realizados con motivo de la capitalidad cultural.Pero si bien la recuperación urbanística ha sido reconocida por propios y extraños, la programación cultural no ha llamado la atención de los responsables municipales madrileños que han acudido en los últimos dos meses; a esta ciudad escocesa.Las actuaciones previstas de Jessye Norman, Luciano Pavarotti, la ópera del Bolshol, la Orquesta Filarmónica de Israel o las exposiciones de Degas y Pisarro, Henry Moore y Mackintosh, rodeadas por numerosos conciertos de orquestas y coros escoceses, no configuran una programación suficiente para el alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, invitado el pasado día 2 a la inauguración oficial de la capitalidad cultural de Europa 1990. "Lo que estos días pasa en Glasgow ocurre en Madrid cualquier año", dijo el alcalde.

"Glasgow ha sido la primera de las seis ciudades que han ostentado el título de capital cultural de Europa [las anteriores fueron Atenas, Florencia, Amsterdam, Berlín y París] que ha programado actos para los 365 días del año, idea que ya teníamos en Madrid. Pero cuando hace meses planteé este deseo me refería a actos específicos para 1992, no a que haya un acto cada día sin un hilo conductor".

El hilo conductor con que quiere dotar Rodríguez Sahagún a la capitalidad cultural de 1992 son en realidad cuatro: las Horas de Madrid, de España, de Europa y del Mundo.Las cuatro Horas

"La primera se centrará en el papel de Madrid en sus aportaciones artísticas; la segunda, en lo que España ha representado para Europa desde el punto de vista artístico y cultural. En la Hora de Europa se aprovechará para llevar a Madrid las orquestas, gastronomía y el arte de las ciudades europeas y para organizar un debate sobre el papel que le corresponde a este continente. En la Hora del Mundo se recogerá el papel que España ha jugado en el mundo y se debatirá cómo va a ser éste en el futuro", afirmó el alcalde.

Aparte de estas manifestaciones, Rodríguez Sahagún asegura que es imprescindible recuperar la enorme oferta cultural existente en Madrid que se encuentra abandonada. Esta recuperación se realizará bien mediante la rehabilitación física de los equipamientos o a través de la promoción de los museos y centros culturales desconocidos.

Asimismo, es preciso, en su opinión, la construcción de una infraestructura cultural y urbana adaptada a 1992. El alcalde anunció la puesta en marcha de un programa de integración del arte en la naturaleza mediante la colocación de esculturas en los cinco grandes parques proyectados por el equipo de gobierno de centro-derecha, y expresó su preocupación, de la que, según afirma, ha hecho partícipe al ministro de Cultura, por el hecho de que se haya fijado noviembre de 1992 como fecha de apertura del teatro de la ópera. "No me parece admisible, porque con esta previsión el teatro de la ópera no va a estar listo ese año. Hay que hacer un esfuerzo más serio", afirmó. Asimismo, Rodríguez Sahagún indicó que se van a poner en marcha varios programas contra el analfabetismo.

Con respecto al problema de las infraestructuras urbanas, Rodríguez Sahagún afirmó que mientras Glasgow era rehabilitada en estos últimos años, en Madrid las obras de infraestructura permanecían paralizadas. "Estoy seguro de que las manifestaciones artísticas de 1992 van a ser un éxito, pero hay que mejorar nuestros equipamientos e infraestructuras, que son lo que va a quedar. "No hay que olvidar que lo más importante de 1992 es 1993", dijo.

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