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FALLAS DE VALENCIA

El 'ojedismo' hace furor

ENVIADO ESPECIALLa mayor parte de los novilleros (y algunos matadores) imitan a Paco Ojeda. Les ha dado por ahí. El ojedismo hace furor. No le imitan totalmente, claro (a salvo excepciones), sino lo que pueden, y suelen poder imitarle en los pases de pecho. Es decir, que no dan uno -obligado y para cerrar las tandas de otras suertes más fundamentales- sino dos, y si les apuran, tres. Los imitadores empecinados de Paco Ojeda pueden hasta dar cuatro, o seis, o vaya usted a saber. Es decir, que esa suerte no tan fundamental, recurso meritorio y bello para cambiar el viaje del toro que de tanto repetirlo acaba ciñéndose, se ha convertido en la más importante de todas. Faenitas de ir por casa se emperifollan con los dos pases de pecho, y si son cuatro, van de smoking. Así cualquier tarde de toros, y en Valencia, ayer, también.

Vázquez / Jesulín, Chamaco, Senda

Novillos de Alejandro Vázquez, bien presentados, encastados y nobles.Jesulín de Ubrique: pinchazo y estocada (oreja); pinchazo hondo atravesado (petición y dos vueltas). Chamaco: estocada corta trasera tendida perdiendo la muleta y descabello (aplausos y saludos); estocada trasera perdiendo la muleta, rueda de peones y descabello (palmas). Paco Senda: pinchazo y estocada ladeada (oreja); pinchazo y estocada ladeada (oreja); salió a hombros por la puerta grande. Plaza de Valencia, 10 de marzo. Primera corrida fallera.

En Valencia, ayer, con mayor motivo, pues encabezaba la terna el más acendrado ojedista que en el mundo ha sido. El más acendrado ojedista que en el mundo ha sido no es Paco Ojeda, por supuesto. Paco Ojeda no es ojedista, sino Paco Ojeda, el genuíno, el titular de la causa. El más acendrado ojedista es Jesulín Ubrique, que ejerce su militancia de lugarteniente, y lo hace con tal propiedad y esmero, que al titular de la causa le pueden acusar de plagio si algún día reaparece en los ruedos. Los imitadores son peligrosos: ahí están los japoneses, capaces de fabricar auténticos relojes suizos sin haber estado jamás en Suiza. De manera que Jesulín de Ubrique se puso a hacer el toreo de Paco Ojeda en plan japonés y le salió calcado. Con más quietud, naturalidad, temple y perfección en el cuarto novillo que en el primero, y paradójicamente en este le dieron una oreja y en el otro no.

Los otros dos espadas, que no son lugartenientes de nada, ni tienen la capacidad imitativa de los japoneses, cuando se pusieron ojedistas desbarataron sus faenas. Paco Senda, que empezó muy toreramente la primera, se perdió luego en una inconexa sucesión de circulares, pases de pecho y plegamientos de muleta. Chamaco, que cita correctamente y parece conocer el toreo clásico, se embarulló practicando un tosco tremendismo y el empalme de pases de pecho le salió fatal. Chamaco recibió a sus dos novillos de rodillas y uno le enganchó malamente por lo del día de la boda, sin arrebatárselo, para su bien. El primer novillo revolcó a Jesulín de Ubrique en pleno empalme de pases de pecho, y luego se revolcó él, no se sabe si para recuperar el resuello o para celebrarlo.

Al final hubo de ser cuando un novillero debutante, Paco Senda, archivó el ojedismo y sacó al estrado sus propios originales, para que se viera. Y lo que se vio fue toreo bueno. Al serio novillo, de casta codiciosa, lo llevó hasta el platillo instrumentándole trincherazos, y allí se dejaba ver en el cite, traía de delante el pase, lo remataba detrás, ligaba las suertes. Y ya puesto a torear de verdad, ciñó un pase de pecho hondo, de aquellos que se rematan limpiamente al hombro contrario, y ese fue el muletazo de la tarde. O sea que, sin necesidad de ponerse en plan japonés, Paco Senda, valenciano, entusiasmó al público y obtuvo un gran triunfo. Sonado, además: sus seguidores bajaron al ruedo, le pegaron fuego a un traca y dejaron sorda a la afición.

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