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Ucranianos, bielorrusos y rusos eligen hoy Parlamentos y municipios democráticos

Pilar Bonet

Los habitantes de las tres repúblicas soviéticas eslavas, Rusia, Bielorrusia y Ucrania, que concentran la mayoría de población, territorio y recursos de la URSS, van a las urnas hoy para elegir sus primeros Parlamentos y municipios democráticos entre candidatos apoyados por coaliciones que en la práctica son partidos políticos embrionarios.

El enjambre de candidatos electorales por una parte y la apatía de los electores (en contraste con las elecciones legislativas de marzo de 1989) por la otra son dos de las características de los comicios. Éstos se celebran sobre un telón de fondo de crisis económica, esperanzas insatisfechas y pérdida de prestigio del partido comunista.En la República Federativa Rusa, cuyo Parlamento reproduce la estructura bicameral del Soviet Supremo de la URSS, se han presentado 6.700 candidatos para los 1.068 escaños. En Moscú hay casi 16.000 candidatos que aspiran al título de diputado en cualquiera de las categorías sometidas a elección, desde el distrito a la república, pasando por la región y el municipio. En la capital hay nada menos que 10 candidatos de media para cada escaño del Parlamento ruso.

Las elecciones de hoy no han ido precedidas de un gran entusiasmo verbal. Lejos quedan las Asambleas electorales que duraban hasta la madrugada y las salas repletas. Los ciudadanos se han vuelto más celosos de su tiempo, y los candidatos tienen dificultades para llenar no ya cines o teatros, sino saloncillos en alguna institución cultural.

La impresión es que estas elecciones, en lo que a la República Federativa Rusa se refiere, son hijas de la transición, con toda la provisionalidad que ello supone. Por primera vez concurren de forma masiva candidatos que se presentan abiertamente como representantes de ideologías distintas a la comunista. Los apoyan grupos surgidos con la perestroika y otros formados especialmente para los comicios. Uno de los fines del gran mitin del 25 de febrero en Moscú fue presentar los candidatos respaldados por el Grupo Interregional del Parlamento y la izquierda reformista. Otro bloque de candidatos está formado por las denominadas Fuerzas Nacional-Patrióticas con. el "renacimiento ruso" como lema.

"Formalmente, el aparato [de dirección comunista] no presenta candidatos, pero está representado en todos los distritos. Sus candidatos van como independientes o como integrantes de las Fuerzas Nacional-Patrióticas", dice ogado Ernst Ametistov, que compite con 12 contrincantes más por un escaño en el Parlamento ruso. De ellos, Ametistov considera más peligrosos al director de una revista agrícola, a un sociólogo y al jefe de una sucursal bancaria.

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Guerra de candidatos

Ametistov es un abogado conocido. Es miembro de la Tribuna de Moscú y ha participado en la redacción del proyecto de ley sobre el estado de excepción y el de las organizaciones sociales que han de legitimar los partidos. Ametistov se dedica a armonizar la legislación soviética con la internacional en el campo de los derechos humanos. La creación de un sistema de garantías jurídicas para defender los derechos y libertades del ciudadano es el punto fuerte de su programa. Le apoyan Memorial, la Unión de Electores de Moscú y el bloque Rusia Democrática. Ametistov considera que el Parlamento soviético no refleja la correlación de fuerzas en la sociedad.

Ametistov, que es miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), cree que la identificación de Rusia con el centro ha tenido consecuencias muy negativas para la república y piensa que, en nombre de la separación entre una Rusia soberana y el Estado soviético, "quizá convendría dejar Moscú como capital de Rusia y Leningrado como capital de la URSS".

Ametistov aborda con cautela la creación de un partido comunista ruso. No querría que estuviera vertebrado en torno a políticos como Egor Ligachov o Boris Guidaspov, el jefe del partido en Leningrado, sino que fuera un partido más entre otros.

Evguenia Litvinova es jurista como Ametistov, pero se encuentra en el campo contrario. Litvinova, que dirige un comité de ayuda a los refugiados rusos, es apoyada por las Fuerzas Nacional-Patrióticas. Este bloque está formado por grupos como el Club de Electores Rusia, el Fondo de Cultura Rusa, el Frente Unido de los Trabajadores de Rusia, el Comité de Salvación del Volga y el Fondo para la Reconstrucción de la Iglesia de Cristo Salvador, entre otros.

Zonas económicas

En vísperas de las elecciones, Litvinova luchaba por que se reconociera el derecho a votación a los fugitivos rusos que han llegado a Moscú procedentes de Azerbaiyán u otras repúblicas con conflictos nacionales. Su movilización en pro de los refugiados rusos, nos dice, le ha impedido pegar octavillas. En su opinión, los refugiados rusos son los más malparados en un trasiego que ha desplazado a más de medio millón de personas en la URSS.

El programa que defiende Litvinova está en contra de la creación de "zonas económicas", la legalización de la propiedad privada de la tierra, la construcción de centrales nucleares y la exportación de los recursos naturales rusos. Litvinova considera que Rusia ha sido discriminada y explotada en nombre de la idea del Estado y en beneficio de otras repúblicas.

Litvinova no es partidaria de retener al Báltico por la fuerza, pero sí de tener en cuenta los intereses de la comunidad rusa residente en esa zona. Los rusos que se vean obligados a emigrar deben recibir compensaciones por sus pérdidas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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