Terror de serie B
El cine de terror norteamericano padeció, o tal vez disfrutó, de un fenómeno peculiar. Durante años se clasificaron como serie B un tipo de películas minoritarias de bajo presupuesto, donde la sangre era más que nunca salsa de tomate. King Diamond ha aplicado al heavy metal estas ideas, y ha montado un espectáculo creíble en su lado musical pero ridículo en cuanto a montaje escénico.Aproximadamente 2.500 personas se dieron cita en un Pabellón del Real Madrid cada vez más envejecido y sucio. El público se encontró con una banda catalana, Legión, y con la noticia de que el otro grupo telonero, Candlemass, se había caído del cartel semanas antes. El escenario tenía como fondo la fachada de algo parecido a un castillo, con dos escaleras laterales; King Diamond y sus músicos se movieron por este decorado y se apoyaron en unas luces nada brillantes y un sonido a prudente volumen.
King Diamond
King Diamond (voz solista), Andy la Rocque (guitarra), Peter Blakk (guitarra), Hal Patino (bajo), Snowy Shaw (batería). Pabellón de Deportes del Real Madrid, 2 de marzo.
Musicalmente tratan de cuidar matices, y dan cierta importancia a los detalles: los dos guitarristas utilizan en varios momentos sus instrumentos eléctricos habituales, alternándolos con otros acústicos, que descansan sobre el escenario en unos pies especiales. La voz de Diamond, escasa en todo momento, queda finalmente tapada por un grupo que, sin demasiados alardes técnicos, juega cómodamente con las líneas maestras del género musical más duro. Buenas aunque irregulares guitarras, un bajo contundente y una batería incansable, en un concierto que, teóricamente, debía destacar por el espectáculo escénico paralelo. Lamentablemente no fue así, y los burdos trucos empleados sólo fueron dignos de una vieja película de terror de serie B.
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