Suquía elude pronunciarse críticamente sobre temas espinosos para el Gobierno

El cardenal Ángel Suquía fue reelegido ayer presidente del episcopado, por 45 votos de los 72 obispos presentes en la votación por la que el arzobispo de Madrid obtiene otros tres años de mandato. Ante los medios informativos, el presidente de los obispos se mostró ayer muy cauto sobre temas que resultan polémicos para el Gobierno.Sobre el caso Juan Guerra, el cardenal dijo: "No se hasta dónde puedo responder, pero una primera impresión es que todo esto repercute muy desfavorablemente en el respeto a los partidos políticos". El presidente reelecto añadió: "No querría ser simplista y echar la culpa aquí o allí; es un punto muy delicado". Tampoco hubo un pronunciamento crítico de Ángel Suquía sobre las querellas que tanto el fiscal general del Estado como el propio PSOE han interpuesto contra algunos medios de comunicación. El cardenal dijo a los periodistas: "Vosotros sois testigos de mayor excepción y conocéis mejor si hay intentos de limitar la libertad de expresión; yo diría que la libertad de prensa hay que respetarla al máximo; tenéis que informar sin insultar y sin faltar a la verdad".A ello hay que añadir que el presidente del episcopado trató en todo momento de evitar interpretaciones equivocadas respecto al documento que prepara el episcopado y que lleva por título Sobre algunos aspectos de la moralidad en la vida pública, del que dijo que lleva un año en preparación, "por lo que no ha surgido en un momento caliente". "El documento va dirigido a toda la sociedad, no a un sector determinado como el político", agregó. También fue cauto en sus manifestaciones Elías Yanes, reelegido ayer vicepresidente del episcopado por 38 votos. El arzobispo de Zaragoza declaró que su reacción ante la reforma de la enseñariza es "crítica" por lo que a la clase de religión se refiere.

Línea de moderación

Tanto Suquía como Yanes mantuvieron la línea de moderación que la cúpula del episcopado ha desarrollado desde el año pasado hacia. el Ejecutivo socialista. Ello es atribuible a que ni el Ejecutivo ni el episcopado parecen dispuestos por el momento a abrir frentes. La Iglesia tiene ante sí un año de negociación en lo que a financiación por parte del Estado se refiere. El Gobierno socialista parece decidido a seguir la línea inaugurada por el director general de Asuntos Religiosos, Luis María de Zavala, y que consiste en diálogo fluido y un generoso apoyo económico para la Iglesia católica.